Kenia: Varias iniciativas impulsan el reciclaje de desechos en Nairobi
Los colegios y las viviendas están a tiro de piedra del vertedero, lo que supone un alto riesgo tóxico para la población, aunque actualmente los residuos ya no solamente están en Dandora, sino en todo el barrio. “Tenemos camiones los martes y los jueves que vienen de las zonas altas y tiran toda su basura aquí, que acaba haciendo reacciones químicas y sale un humo que es tóxico; esa gente que habla de gestionar los residuos no está haciendo nada al respecto”, denuncia Otieno, que empezó a usar material reciclado para crear arte de forma improvisada cuando de joven se quedó sin pintura y sin dinero para comprarla. Desde vestidos y trajes hasta zapatos, bisutería y cuadros, recicla cualquier objeto que encuentra en la calle y consigue crear algo “bonito y que se puede llevar puesto”.
La falta de gestión e infraestructuras para la recogida de basura es un grave problema en la capital keniana donde se generan 2.977 toneladas de residuos al día, según Patricia Akinyi, coordinadora de información medioambiental del condado de Nairobi. Akinyi apunta que el 74% de la basura acaba en vertederos legales, de la cual se recicla un 22%. “El 26% restante –que representa 774 toneladas al día– es vertido ilegalmente en espacios y ríos”, comenta, lo que se ha traducido en una contaminación total del río Nairobi, en el que se ha encontrado de todo, incluido cadáveres de bebés y fetos, y 12 tipos de minerales tóxicos. Joan Otieno no tiene ninguna esperanza depositada en el gobierno porque asegura que “solo les importa el dinero” y que, al final, el cambio está en las manos de los habitantes de la zona. “La gente ha abandonado este sitio y yo estoy intentando decirles que este puede ser un lugar mejor”, comenta.
Cuando Otieno empezó a experimentar con residuos la echaron del estudio que compartía por traer demasiada basura y empezó una nueva trayectoria en un taller propio. Esto la ha llevado a sacar provecho económico del reciclaje artístico y a hacer charlas en países como Australia y Suecia después de que uno de sus trajes apareciera en la serie norteamericana Sense 8, en la que justamente uno de los personajes es de Nairobi.
No obstante, esta acción no elimina las toneladas de residuos existentes, que son una fuente de preocupación para personas como Alex Mativo, un joven artista que impulsó el proyecto E-lab en 2013 para dar una segunda vida a estos materiales convirtiéndolos en piezas de arte. Collares, mesas, libretas, relojes o llaveros, Mativo y su equipo formado por personas de zonas afectadas por la contaminación descontrolada convierten cualquier desecho electrónico en una pieza útil. “E-Lab ha tenido un impacto tremendo en mi comunidad (Athiriver, cerca de Nairobi)” explica, “uno de los resultados de los que estamos más orgullosos es que hemos eliminado 4.000 toneladas de residuos electrónicos en Kenia, aunque esto es una fracción pequeña de toda la cantidad que se está generando”.
Sorprendido con el crecimiento de su proyecto, Mativo decidió apostarlo todo y llevar la marca fuera del continente africano, porque “poniendo África en el mapa consigues la atención de la gente apropiada que puede unirse y ayudarte”. Esta determinación le llevó a la fashion week de Nueva York y de Milán, y a ganar el premio de Jóvenes Líderes de la Reina de Inglaterra en 2016. Con el tiempo E-Lab se ha convertido en Ethnic brand, una marca de moda global ética y sostenible que, a parte de crear arte y complementos usando residuos electrónicos, da acceso a creadores y artistas a una red global de fábricas responsables con el medio ambiente con el objetivo de reducir la huella de carbono en el proceso de producción. Al contrario que Joan Otieno, el joven confía en el poder legislativo para que la situación mejore pronto en materia de reciclaje y recolección.
Las acciones para evitar la contaminación masiva actual son aún insuficientes pero emprendedores como Otieno y Mativo muestran que la voluntad de cambio existe, aunque está desorganizada. “Solucionando nuestros propios problemas mandamos el mensaje a otras partes del mundo de que África está siendo innovadora”, concluye, optimista, Mativo.