La crisis y los robos afectan a los puntos limpios de Burgos
El número de usuarios que acuden a depositar sus residuos ha dejado de crecer en Burgos en 2011 y ahora se mantiene estable. Por contra, lo que sigue un ascenso imparable, son los robos, fundamentalmente de metales, y en especial de cobre, que ya se han convertido en la tónica habitual de este tipo de instalaciones
La responsable de la compañía de inserción GRM de la fundación Lesmes que gestiona los dos puntos limpios de Burgos, María José Hernando, declara que "Desde que abrimos en 2001 las personas que utilizan el centro han aumentando un 10% cada año, pero desde hace dos, han dejado de crecer y el volumen de basura ha bajado". Esta disminución tiene que ver con la crisis, ya que los ciudadanos aprovechan más los materiales antes de deshacerse de ellos, y con los robos. "Vienen menos cosas y lo que llega está destrozado -comenta Hernando-. Los frigoríficos, los hornos, las teles están rotas. El 99% de lo que llega no es reutilizable", asegura Hernández. Como ejemplo, la responsable hace referencia al taller de empleo que realizaron en los puntos limpios en 2011, cuando comprobaron que sólo 20 de los 5.000 televisores que revisaron funcionaban.
Sea material en buen estado o no, los objetos no pueden volver a ser recogidos por particulares, según ordenanzas del Ayuntamiento, sino que sólo los gestores autorizados para la recogida y tratamiento de residuos podrá retirarlos para hacerse cargo de su procesamiento posterior. "Si está roto es basura y este es su sitio. Además así se evita que se pierda el rastro de los desechos ya que los objetos que se llevaba la gente nunca volvían", se lamenta Hernando, que también reconoce, sin embargo, que ahora más que nunca sería beneficioso potenciar la reutilización, pero que existen otros canales para hacerlo. "Gestionarlo aquí es difícil porque no sabemos a quién dárselo. Al final, siempre venían los mimos".
La responsable apunta a que la Fundación Lesmes está trabajando en un proyecto de reutlización y restauración pero es "complicado porque se necesita una gran inversión". Hernando considera que la venta de los materiales, que se recogían previamente en los puntos limpios, también ha sido considerada por el Ayuntamiento para llevar a cabo esta nueva normativa. "Sabemos que había gente que venía a por colchones, los destrozaba y vendía los metales de dentro", explica la responsable, que está en total desacuerdo con estos comportamientos.
Las malas conductas, sin embargo, están lejos de acabar. Ahora aumentan los robos. Se producen tantos que los responsables de los puntos limpios han optado por "hacer denuncias conjuntas, más o menos cada medio año, excepto cuando son muy graves". El valor de lo robado no es significativo, pero temen por el impacto medioambiental. "El precio de una pila de botón es nada pero si se tira a un río, limpiarlo es muy caro. Igual que un fluorescente. No tiene gran valor pero si alguien lo inhala es muy peligroso", argumenta Hernando, que ha decidido vaciar los contenedores los viernes, ya que los robos suelen producirse los fines de semana. El mayor problema que causan estos actos delictivos para el punto limpio es el destrozo. Hernando comenta, a modo de broma, que agradece los hurtos ordenados "como el día que se llevaron el cobre de las teles. Las cortaron con rotaflex y las volvieron a montar".
La responsable indica también que cada residuo tiene su lugar. "Este no es el sitio al que traer material fitosanitario, como la silla de dentista que nos trajeron una vez. No gestionamos esos materiales", y añade que los establecimientos que venden determinados tipos de materiales tienen la obligación de recogerlos al final de su vida útil. "Cuando lo compras, el precio incluye la gestión del residuo: la tasa verde". Pone como ejemplo las superficies de venta de aparatos eléctricos o las farmacias, en donde pueden entregarse medicamentos y radiografías.
La sensibilización y la concienciación ante el impacto medioambiental de tratamiento de residuos inadecuado es fundamental. "Es cuestión de educación -opina Hernando-. Antes acumulábamos la basura alrededor de las farolas, después empezamos a usar los contenedores y ahora ya empezamos a tirar cada cosa en el lugar que le corresponde. Todo lleva su tiempo".