La economía mundial suspende en circularidad
El mundo está dando pasos hacia atrás en su transición hacia una economía más circular, aquella en la que se minimiza la extracción de nuevos recursos y se apuesta por la reutilización y el reciclaje de las materias ya en circulación. En concreto, la economía mundial fue, en el 2017, medio punto porcentual menos circular que dos años antes, al pasar los índices de reutilización y reciclaje del 9,1% al 8,6%, según el informe The circularity gap report , del grupo de expertos Circle Economy. El motivo: la recuperación de la economía mundial. Disminuyen la reutilización y el reciclaje y crece el consumo de materias primas.
En el 2017, último año al que se refieren los datos de Circle Economy, el consumo mundial de nuevos recursos superó por primera vez los 100.000 millones de toneladas de materiales, lo que supuso un crecimiento superior al 8% en comparación con dos años antes. Esta situación es el resultado del “aumento de la población mundial y del consumo per cápita en un modelo que, predominantemente, sigue siendo lineal”, explica Jordi Oliver, fundador y director ejecutivo del estudio de ecoinnovación Inèdit.
En un modelo lineal, los recursos son extraídos de manera infinita para ser convertidos en productos que al final de su vida útil se convierten en residuos, en lugar de volver a la economía en forma de nuevas materias primas. El problema: ni los recursos son infinitos ni es posible la gestión de tantos residuos. En los últimos cincuenta años, el planeta ha doblado su número de habitantes y estos han multiplicado su consumo de recursos por cuatro. Se estima que, en la actualidad, cada persona usa más de 13 toneladas de materiales por año. De no hacer nada, el consumo mundial será de entre 170.000 y 184.000 millones toneladas en el 2050.
También la Unión Europea suspende en materia de circularidad. “Los europeos estamos más concienciados, pero los índices son muy mejorables”, afirma Oliver. En opinión del fundador y director ejecutivo de Inèdit, “son todavía pocos los flujos gestionados circularmente (vehículos, envases, electrodomésticos…) y faltan incentivos para avanzar en esta dirección”. Coincide Luis M. Jiménez Herrero, presidente de la Asociación para la Sostenibilidad y el Progreso de las Sociedades (Asyps): “No hay suficientes incentivos políticos, sociales ni económicos para que se dé el cambio”. Bruselas, por su parte, está trabajando en un segundo plan de acción para la economía circular una vez ejecutadas las medidas del primero.
Dentro de Europa, España se encuentra por debajo de la media. El último informe de la Fundación Cotec (del cual Jiménez es uno de los autores) refleja que, con la recuperación económica, el cambio hacia un modelo circular “se ha estancado en España” y “no avanza al ritmo que sería necesario”. Según el estudio, los vertidos representan el 54% del volumen total (el resto se reparte entre incineración, reciclado y compostaje), más del doble de la media de la Unión Europea (24%) y muy lejos del objetivo establecido por la Comisión Europea para el año 2030 (10%).