La educación ambiental también se hace en el vertedero
Visita obligada en la programación de colegios, centros de formación profesional, institutos, universidades o residencias de mayores, estas aulas, ubicadas junto al lugar donde terminan muchos de los residuos y donde otros encuentran una nueva vida, se han convertido en los pilares de una estrategia que persigue una mayor concienciación para un mejor resultado. Y es que los vertederos son en la actualidad núcleos de investigación sobre reciclaje y reutilización de residuos y en torno a ellos han crecido parques empresariales que integran tecnología e innovación, pero que también ponen el foco en el ciudadano, la pieza clave de su éxito.
Muy cerca de Bilbao, el ecoparque de Artigas ofrece, a través de proyecciones, pantallas interactivas, simuladores, instalaciones audiovisuales y salas de formación, programas “a medida” para la educación ambiental sobre residuos, y desde su creación, hace 14 años, recibe anualmente a más de 6.500 personas, la mayoría escolares y universitarios.
El centro “está preparado para impartir diferentes grados de formación, desde niños de 8 a 15 años hasta universitarios”, ha comentado Jose Bilbao, director gerente de Garbiker, la empresa pública encargada de la gestión de los residuos de Vizcaya; “armonizamos el discurso en función del público que nos visita”. Y para adecuar el contenido a sus necesidades, “tenemos que escuchar sus preguntas y aprender de lo que nos demandan, pues cada grupo tiene inquietudes diferentes”, ha subrayado el gerente.
Las dudas surgen sobre cualquier cosa, aunque el lugar correcto donde depositar cada residuo es pregunta de examen en los centros de educación ambiental; “estamos en niveles buenos de recogida selectiva, pero mejorables”, ha detallado. Para Josu Bilbao, la educación “es un pilar básico, si el sistema funciona bien es porque cada uno de nosotros lo hacemos bien en casa” y por ello, “invertir en informar a la ciudadanía sobre cómo hacerlo mejor es fundamental”.
Los monitores del Centro de Educación Ambiental sobre Residuos de Artigas, empleados de la empresa gestora Haizelan, son los encargados de educar, informar y divulgar, y para ello repasan una y otra vez con sus alumnos las reglas de las tres R: Reducir, Reutilizar, Reciclar. “Lo importante para que alguien haga bien en casa la selección es que comprenda qué hay detrás”, ha señalado el gerente de la planta; “todo el esfuerzo que hagamos en explicar qué pasa cada vez que depositamos una bolsa en el contenedor es imprescindible.
Su reto como responsable de la gestión de los residuos en Vizcaya es “mejorar la eficacia del sistema y adecuarlo a las nuevas necesidades”, y de nuevo la educación es eje de la estrategia política: “cuanto mejor comuniquemos lo que se hace con el residuo, mejor se hará la recogida selectiva en los hogares”. El objetivo es “aprovechar mejor los recursos que genera el propio residuo, sacar más y mejor energía, introducirlo de nuevo en la cadena productiva y contribuir así a la economía circular”, ha subrayado, pero a la gente “hay que ponérselo fácil”. Para Josu Bilbao, “el mejor residuo es el no generado, pero debemos trasladar confianza a la ciudadanía y decirle que si deposita adecuadamente sus residuos en cada contenedor, el sistema funciona”.
“Lo que hagamos hoy garantizará un futuro mejor a las generaciones venideras”, ha aseverado el gerente de Garbiker, quien ha lanzado un mensaje de optimismo: “cada vez somos más eficientes y más capaces de mejorar la rentabilidad y la eficacia del reciclaje”. Según el director gerente de Garbiker, en Vizcaya “podemos decir que tenemos una tasa de reciclaje buena, aunque mejorable”. “La ciudadanía sabe reciclar, pero estos centros ayudan a perfeccionar el reciclaje, desde los más pequeños hasta la gente mayor que quiera venir a conocer el sistema”, ha señalado.
Además, “nuestra obligación es facilitar al ciudadano la gestión de sus residuos”, ha insistido, y en este sentido la Diputación de Vizcaya cuenta en su página web con una herramienta (BizkaiRezikla) para solucionar las dudas de los usuarios acerca del tipo de residuo que desea gestionar, el contenedor en el que lo debe depositar, con cuántos cuenta el muncipio y cuál es el más cercano. “La herramienta tiene ya más de 6.000 referencias y abarcamos un gran número de objetos, desde un papel de magdalena hasta un envase de cartón”, ha subrayado.