La importancia de los servicios ambientales durante el estado de alarma
Desde APROEMA, la Asociación Profesional de Empresas Medioambientales, como entidad empresarial que aglutina a las principales empresas del sector ambiental gallego, queremos destacar la gran responsabilidad de las empresas del sector en la crisis sanitaria.
Las empresas de recogida y tratamiento de residuos realizan un trabajo diario de retirada en domicilios y empresas de todos los desechos de diversa índole que producimos. Este trabajo, sin duda puede exponer a los trabajadores a un mayor riesgo de contagio. Pero, además, la realización de un trabajo correcto, bajo protocolos adecuados, reducirá los riesgos de contagio en los lugares de almacenamiento temporal de los residuos en sus puntos de producción y permitirá un mejor control del mismo riesgo en los medios de transporte y en los lugares de recepción para su tratamiento y/o eliminación.
Estos protocolos, con toda seguridad, necesitan adaptarse a la situación de crisis sanitaria y, sin embargo, pocas directrices se están dando desde los organismos gubernamentales encargados de su gestión. Por ello, la responsabilidad individual de las empresas se vuelve mayor.
El valor que tienen las empresas de servicios ambientales (gestión de residuos, limpieza viaria, gestión de depuradoras urbanas, potabilización de las aguas, control de la calidad ambiental (laboratorios), etc.) como activo social gracias a su profesionalidad y dedicación. Sin duda, la labor diaria de las empresas que prestan servicios ambientales enriquece a nuestra sociedad. Existen gran número de personas y empresas dedicadas a garantizar en el día a día la calidad de las aguas que consumimos, controlando los parámetros de calidad, manteniendo las instalaciones de captación, distribución y potabilización para que nada falle, atendiendo, a llamadas de fallos, quejas, consultas de los cientos de miles de usuarios que hay en cada territorio.
Se destinan cada vez más fondos públicos y privados a la gestión de las aguas, y también a su depuración, antes de liberarlas nuevamente al medio. Además, nuevamente, en estos procesos de depuración trabajan gran número de profesionales de distintos ámbitos, para garantizar su buen funcionamiento y, por tanto, la preservación de la calidad del medio ambiente cada día más cuidado y protegido del que disfrutamos todos.
Y no crea nadie que lo de “cada día más cuidado y protegido” es retórica, porque, si bien es cierto que queda, mucho no, muchísimo, por mejorar en la protección y cuidado del medio ambiente, se podría decir que en los últimos 25 años, se ha generado una robusta red de infraestructuras ambientales (potabilizadoras, depuradoras, vertederos sanitariamente controlados, plantas de tratamiento de residuos, tanto de valorización como de eliminación, redes de control de agua, aire, ruido, clima, etc.) que contribuyen a este cuidado y mejora del medio.
Pero, no hay que olvidar que todos, en nuestra actividad diaria y, también, las propias potabilizadoras y depuradoras, y los laboratorios, clínicas, empresas, supermercados… generamos vertidos y residuos. Hay que recordar también, respecto a los residuos, que tenemos la obligación de reducir su generación y, cuando no podamos reducir más, separarlos en origen para garantizar su potencial de valorización y, finalmente, entregarlos a gestores autorizados de residuos que cada día mejoran sus procesos e instalaciones para alcanzar mejores resultados y contribuir definitivamente a la economía circular.
En la actual situación, a esta gestión ordinaria se suma la producción de unos residuos con un potencial infeccioso, incierto pero real que deben retirar, para su gestión, los mismos trabajadores que lo llevan realizando todos estos años, pero sin que contemos, todavía, con un conocimiento suficiente sobre el comportamiento del coronavirus COVID-19 para estar seguros de que “acertamos” con los protocolos de seguridad que se apliquen. Aún así, todas estas personas continúan realizando su valiosa y casi invisible labor diaria.
Y, sí, puede ser que, ante la declaración del estado de alarma, sea un privilegio poder mantener, en mayor o menor media, la actividad empresarial, pero hay que tener claro que esto se hará con importantes costes:
- Incorporación de medios de protección individual y de desinfección no previstos en el análisis de coste de los servicios y, por tanto, no contemplados en las tarifas habituales, que, en algunos casos será difícil repercutir al cliente final.
- Necesidad de gestionar tensiones laborales derivadas del incremento de riesgo, de un número incierto de bajas laborales por contagios, por necesidad de atender a niños o enfermos, así como por la falta de disponibilidad de medios para la protección individual en el mercado (equipos tan necesarios como mascarillas, batas desechables, guantes, desinfectantes, etc.).
- Probable incremento en servicios de baja rentabilidad (supermercados y contratos públicos) frente al descenso o parada completa en servicios de mayor rentabilidad (p.e. industrias de automoción), con afección de difícil cuantificación en las cuentas de resultados de las empresas.