Se trata de un trato voluntario en el que se recogen diferentes medidas para prevenir y controlar la contaminación que emana de estas industrias, entre las que destacan las relacionadas con la reducción de emisiones de óxidos de nitrógeno y de azufre, reciclado de residuos para la fabricación del cemento, instalación de equipos de medición y autocontrol continuo de las emisiones del horno, o con la valorización de residuos como combustibles alternativos.

En la intervención del consejero, éste ha afirmado que la valorización energética, además de lograr una mayor competitividad empresarial que impulse el empleo, se evita el uso de combustibles fósiles, pues los sustituye por residuos.

El acuerdo suscrito sobre valorización energética también refleja que no podrán admitirse para su gestión en las fábricas de cemento de Andalucía los siguientes residuos: toda sustancia que pueda desprender olores nauseabundos, productos explosivos, productos lacrimógenos, plásticos del tipo de PVC, productos radioactivos, productos susceptibles de emitir vapores tóxicos no admitidos específicamente por la normativa europea, todo producto polucionado por gérmenes patógenos, residuos hospitalarios y pesticidas y productos fitosanitarios, excepto envases vacíos de estos productos.

Díaz Trillo ha subrayado el interés de la administración autonómica en estas relaciones con las empresas cementeras para realizar actividades conjuntas que procuren el progreso económico y social, así como la salud de los trabajadores y mejora calidad de vida.

En esta misma línea de promoción de la actividad de la industria cementera en relación a los residuos se pronunció hace una semana la Fundación Laboral del Cemento y el Medio Ambiente.