Las ballenas mueren con sus estómagos llenos de plástico
El 29 de julio de 2013, un cachalote varó en Tershelling, una isla situada al norte de Holanda. Intentaron rescatarlo pero desafortunadamente el cachalote murió. Era un adulto joven de 13,5 metros de largo que fue llevado al puerto Harlington para que realizarle una necropsia. El cachalote tenía plástico en su estómago, algo que se ha vuelto un fenómeno cada vez más común, según lo que informan los investigadores del Biodiversity Centre Naturale.
En marzo de 2013, un cachalote de 10 metros de longitud varó en la costa sur de España. El cachalote se había tragado 59 ítems diferentes de plástico los que en total pesaban alrededor de 17 kilos.
La mayor parte del plástico consistía en laminado transparente utilizado en la construcción de invernaderos de tomates en Almería y Granada para su comercialización en el mercado europeo. El resto eran bolsas plásticas, nueve metros de cuerda, dos tiras de mangueras, dos maceteros pequeños y una lata plástica de spray.
La causa de muerte fue bloqueo intestinal. Estos no son incidentes poco comunes.
En 1989, un cachalote varado en las islas Lavezzi en el Mar Tirreno murió a causa de una obstrucción estomacal luego de haber ingerido bolsas plásticas y 30 metros de laminado plástico de manera accidental.
En 1990, un cachalote en Islandia, que estaba siendo examinado por presentar una patología, murió a causa de una obstrucción en su intestino provocado por escombros plásticos marinos.
En agosto del 2008, un cachalote fue arrastrado hasta Point Reyes, California, con 205 kilos de malla de pesca, cuerdas y bolsas plásticas en su estómago.
La base de datos California Marine Mammal Stranding nos cuenta de otro cachalote varado en el 2008 al que se le encontraron contenidos en su estómago, entre ellos, una gran cantidad de restos de redes de pesca.
Al cachalote que varó en Holanda en julio, le faltaba gran parte de su mandíbula inferior.
Entre los cientos de miles de cachalotes a los que los balleneros disparan sus arpones, pueden encontrarse con regularidad cachalotes con mandíbulas inferiores quebradas o deformes. La mayoría de estos cachalotes tienen sus estómagos llenos y se encuentran sanos justo antes de ser masacrados.
Esto y el hecho de que los calamares que se encuentran en sus estómagos se encuentran enteros y raramente muestran marcas de dientes, nos lleva a pensar en la teoría de que las mandíbulas inferiores no poseen un rol tan importante en la caza de sus presas y que los cachalotes succionan su comida en vez de morderla.
Si esta teoría es cierta, los cachalotes son tan vulnerables a la ingesta de desechos marinos como lo son las ballenas jorobadas. Otro miembro dentro de la familia de los cetáceos que se maneja a altas profundidades y que se alimenta de calamares es el zifio o ballenato de Cuvier.
En mayo de 2011, un zifio de Gervais hembra joven fue encontrado en una playa en Puerto Rico con 5 kilos de plástico en su estómago.
En Julio del 2006, un zifio de Cuvier hembra de 20 años murió en las Islas Cook, Rarotonga, luego de haber ingerido solo una bolsa plástica. Los cachalotes y los zifios son particularmente susceptibles a tragar plástico y artículos de pesca ya que estos artículos se asemejan a sus presas naturales, los calamares, de la misma forma en la que las tortugas de mar son susceptibles a tragarse bolsas plásticas porque ellas se asemejan a las amebas.
Las ballenas jorobadas sufren un destino similar, no por la semejanza visual de la basura con su comida, sino más bien por las grandes cantidades de agua que tragan cuando se alimentan.
En agosto del 2000, una ballena de Bryde varó cerca de Cairns en Australia.
Su estómago se vio saturado con seis metros cuadrados de desechos plásticos, en los que se incluían bolsas de supermercado, paquetes de alimentos y pedazos de bolsas de basura.
En abril del 2010, a una ballena gris que murió luego de haber varado en una playa al oeste de Seattle se le encontraron más de 20 bolsas plásticas, toallas pequeñas, guantes quirúrgicos, pedazos plásticos, cinta adhesiva, pantalones para hacer ejercicio y una pelota de golf, más otro tipo de basura encontrada en su estómago.
El plástico no es digerible y una vez que logra llegar a los intestinos, se acumula y los tapa. En el caso de algunas ballenas, el plástico no es lo que las mata directamente, sino que es más bien la desnutrición y la enfermedad que acarrea la ingesta del plástico, la que conlleva un sufrimiento innecesario hasta causar la muerte.
Las ballenas no son las únicas víctimas de nuestra basura. Se estima que cerca de un millón de aves y 100.000 mamíferos marinos mueren cada año a causa de desechos plásticos.
En septiembre del 2009, fotografías de polluelos de albatros en el atolón Midway lograron llegar al ojo público. A estos polluelos se les alimentaba con plástico, algo que sus padres veían como comida dentro de océanos llenos de contaminación.
Este tipo de dieta con basura humana mata a decenas de miles de polluelos de albatros cada año en Midway por inanición, toxicidad, y asfixia. Todos podemos poner de nuestra parte para limitar nuestro uso de productos plásticos como lo son las bolsas de shopping, globos de cumpleaños, bombillas y botellas plásticas.
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