Madrid: La capital genera menos basura domiciliaria desde que se decretó el estado de alarma
“Cambia mucho el tipo de basura que la gente tira según dónde vive. Se podría hacer un estudio sociológico de la ciudad solo analizando sus residuos”. Miguel Ledesma, con 29 años de experiencia a sus espaldas recogiendo lo que nadie quiere, podría ser uno de esos sociólogos urbanos de la basura. Asegura que con el estado de alarma recoge mucho menos, ya que no hay comercios ni industria. Los orgánicos, sin embargo, han aumentado considerablemente en los barrios de menos recursos, mientras que en los de mayor poder adquisitivo abundan las cajas y bolsas de comida a domicilio. “Sé cuándo a un bar le va bien, porque si el negocio funciona acumula mucha basura. Cuando es al revés, casi no dejan bolsas”, explica.
Ledesma, una de las 70.000 personas que en España se dedican a la recogida de residuos no peligrosos, encara estos días con sentido de la responsabilidad: “La ciudad ha parado, pero nuestro trabajo es fundamental, tenemos que seguir”, dice este hombre de 52 años. Ha pasado casi tres décadas recorriendo Madrid de cabo a rabo sobre camiones de basura. Usualmente, su turno empieza a las siete de la mañana, cuando arranca en la zona con mayor renta de la ciudad, el norte: desde el barrio Salamanca, con su milla de oro, hasta Ciudad Lineal, donde, si no ha habido contratiempos, termina su jornada sobre las 14.30. Hace dos años, tras casi tres décadas subiendo y bajando de cientos de camiones, cogiendo y soltando miles de cubos, fue ascendido y ahora es conductor.
Su rutina ha cambiado desde que empezó la crisis. Ahora las medidas de seguridad son extremas y la preocupación por un posible contagio flota en el ambiente desde que llega a los vestidores donde se pone el traje de faena. “Usamos dos tipos de guantes: primero el de cuero, y encima, otro de nitrilo. Las mascarillas solo las usamos cuando tenemos que recoger los residuos de los hospitales, porque pueden estar contaminados con el virus”, dice.
Entre la basura y la preocupación, sin embargo, ve algo de esperanza: Ledesma ha encontrado carteles y cartas en los cubos en las que los vecinos les agradecen por seguir con su trabajo en estos tiempos tan difíciles. “Hasta nos hicieron una canción, los súper basureros”, cuenta, divertido y agradecido, por teléfono.