La planta podrá tratar anualmente 275.000 toneladas de residuos y su funcionamiento buscará el máximo aprovechamiento de los materiales susceptibles de reutilización del total de los desechos procedentes de domicilios. Así, se separarán las fracciones reciclables (vidrio, plásticos y papel, fundamentalmente) y se preparará la materia orgánica mediante fermentación en túneles para la fabricación de ‘compost’ (que puede ser usado como abono). En cuanto al material no reciclable y los efluentes líquidos, estos rechazos se depositarán en un vaso de vertido que será sellado y revegetado tras su colmatación.

Además de este tipo de instalaciones, la planta dispondrá de naves de descarga, recepción, clasificación, selección, maduración y afino de los residuos. También contará con almacén de ‘compost’, balsas de pluviales y lixiviados, red de recogida de las aguas superficiales y edificios de administración y servicios. Todo ello en un plazo estipulado de construcción de 2 años.

El proyecto se enmarca en el Plan Director Territorial de Residuos Urbanos de la Junta y del Plan Director Provincial de Gestión de Residuos Urbanos, que asume la dotación de una red de infraestructuras suficientes para recibir y tratar todos los residuos generados en la provincia.

Por su parte, el Plan Director Territorial de Gestión de Residuos no Peligrosos de Andalucía 2010-2019, aprobado por el Consejo de Gobierno de la Junta, planea inversiones de 2.184 millones de euros para construcción y mejora de instalaciones, y también para lograr la meta de las ‘tres R’: reducir la producción, reciclar lo recogido y reutilizar y revalorizar el resto.

A raíz del plan en funcionamiento desde 1999, Andalucía ha aumentado de un 36,9% a un 56,8% el tratamiento de sus residuos no peligrosos en las plantas de recuperación y compostaje, en las que se generan abonos y energía. Un 36,4% se coloca en vertederos, y el 6,8 % restante se recoge para reciclar.

Via Junta de Andalucía
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