Obsolescencia programada, la trampa tecnológica
La obsolescencia programada es una de las características más polémicas del desarrollo tecnológico y enfrenta a fabricantes y consumidores en un contexto de indefinición legal.
Obsolescencia programada: ¿una buena idea?
La Revolución Industrial supuso un abaratamiento histórico de los bienes de consumo, ahora mucho más populares pero con menor calidad. En la década de 1970 comenzó a tomar forma la ‘genial’ idea de definir la vida útil de los productos durante su fabricación. Dicho de otro modo, el fabricante ponía una fecha límite a la utilidad del artículo independientemente del uso que le dieran los consumidores.
La idea podía parecer casi maquiavélica pero lo cierto es que poco a poco comenzó a implantarse en todos los ámbitos imaginables. Ante la indefinición legal al respecto (la legislación no puede exigir que los productos duren eternamente), electrodomésticos pequeños como secadores de pelo pero también grandes como neveras y hornos fueron saliendo al mercado teniendo fijada la fecha de su muerte.
La poca rentabilidad de la ética
La obsolescencia programada no podía ser vendida de ninguna de las maneras ante los consumidores. Al fin y al cabo, nadie adquiriría un congelador desechable o un microondas de usar y tirar. A medida que los usuarios fueron apreciando la trampa se organizaron las primeras iniciativas para poner fin a una práctica que, por otro lado, resulta muy difícil de controlar. A juicio de estas organizaciones, la obsolescencia programada ha dado el salto a otros sectores.
Las alternativas del consumidor
Definidas las bases del juego, la única vía que queda a los consumidores para esquivar la trampa es apostar por aquellas marcas cuyos productos han demostrado empíricamente que duran más (suelen ser más caras, eso sí). De igual modo, la presión sistemática ante las grandes compañías también obliga a estas a reaccionar para evitar dañar su imagen.
Poco a poco comienzan a aparecer noticias sobre iniciativas legales exitosas contra la obsolescencia programada. La legislación de la UE, por ejemplo, ya incluye esta práctica como un comportamiento abusivo por parte de las empresas y establece sanciones para ellas. Hay que recordar que junto con el perjuicio económico al usuario se perpetra un grave daño al medio ambiente por los mayores residuos.
Comprar, tirar, comprar
“Comprar, tirar, comprar” es el título del documental que os recomendamos si queréis saber más sobre la obsolescencia programada, un problema que nos acecha en nuestro día a día y al que, como consumidores responsables, debemos ponerle fin.
Noticias positivas
Comprar, tirar, comprar
Obsolescencia programada: ¿una buena idea?
La Revolución Industrial supuso un abaratamiento histórico de los bienes de consumo, ahora mucho más populares pero con menor calidad. En la década de 1970 comenzó a tomar forma la ‘genial’ idea de definir la vida útil de los productos durante su fabricación. Dicho de otro modo, el fabricante ponía una fecha límite a la utilidad del artículo independientemente del uso que le dieran los consumidores.
La idea podía parecer casi maquiavélica pero lo cierto es que poco a poco comenzó a implantarse en todos los ámbitos imaginables. Ante la indefinición legal al respecto (la legislación no puede exigir que los productos duren eternamente), electrodomésticos pequeños como secadores de pelo pero también grandes como neveras y hornos fueron saliendo al mercado teniendo fijada la fecha de su muerte.
La poca rentabilidad de la ética
La obsolescencia programada no podía ser vendida de ninguna de las maneras ante los consumidores. Al fin y al cabo, nadie adquiriría un congelador desechable o un microondas de usar y tirar. A medida que los usuarios fueron apreciando la trampa se organizaron las primeras iniciativas para poner fin a una práctica que, por otro lado, resulta muy difícil de controlar. A juicio de estas organizaciones, la obsolescencia programada ha dado el salto a otros sectores.
Las alternativas del consumidor
Definidas las bases del juego, la única vía que queda a los consumidores para esquivar la trampa es apostar por aquellas marcas cuyos productos han demostrado empíricamente que duran más (suelen ser más caras, eso sí). De igual modo, la presión sistemática ante las grandes compañías también obliga a estas a reaccionar para evitar dañar su imagen.
Poco a poco comienzan a aparecer noticias sobre iniciativas legales exitosas contra la obsolescencia programada. La legislación de la UE, por ejemplo, ya incluye esta práctica como un comportamiento abusivo por parte de las empresas y establece sanciones para ellas. Hay que recordar que junto con el perjuicio económico al usuario se perpetra un grave daño al medio ambiente por los mayores residuos.
Comprar, tirar, comprar
“Comprar, tirar, comprar” es el título del documental que os recomendamos si queréis saber más sobre la obsolescencia programada, un problema que nos acecha en nuestro día a día y al que, como consumidores responsables, debemos ponerle fin.
Noticias positivas
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