Planta agroindustrial de biometano de La Calahorra (Granada)
Andalucía avanza en la valorización energética de residuos orgánicos con la puesta en marcha de la primera planta agroindustrial de biometano de la comunidad con inyección directa a la red gasística. La instalación, ubicada en el municipio granadino de La Calahorra, representa un hito en la gestión sostenible de residuos agroganaderos y en la diversificación de fuentes renovables, en un contexto marcado por la necesidad de reducir la dependencia energética exterior y acelerar la descarbonización del sistema energético.
La planta, desarrollada por AGR Biogás, ha supuesto una inversión privada de 25 millones de euros y cuenta con una capacidad de generación anual de 58 GWh de biometano, equivalente al consumo energético de más de 11.000 hogares. La producción de este gas renovable permitirá evitar la emisión de aproximadamente 23.000 toneladas de CO₂ al año, contribuyendo de forma significativa a los objetivos climáticos y energéticos nacionales.
Valorización de residuos agroganaderos como recurso energético
Desde el punto de vista de la gestión de residuos, la instalación procesará anualmente alrededor de 104.000 toneladas de restos orgánicos procedentes de la actividad agroganadera y agroindustrial de la comarca, entre los que se incluyen gallinaza, purines porcinos, alperujo, lactosuero y otros residuos líquidos de origen orgánico. Estos flujos, que en ausencia de tratamiento adecuado pueden generar emisiones difusas y problemas ambientales, se convierten en materia prima para la producción de biometano mediante procesos de digestión anaerobia y posterior upgrading del biogás.
El gas renovable obtenido se inyecta directamente a la red gasística general, gracias a una infraestructura de conexión de 13 kilómetros ejecutada por Redexis, lo que permite su consumo inmediato por parte de usuarios domésticos e industriales, integrando la producción local de energía renovable en el sistema energético existente.
Eficiencia tecnológica y reducción de impactos ambientales
La planta incorpora tecnología de última generación orientada a maximizar la eficiencia en la generación de biometano y a minimizar impactos asociados, como la emisión de olores. Este enfoque técnico resulta clave para garantizar la aceptación social de este tipo de infraestructuras y su integración en entornos rurales.
Además de la producción energética, el proceso genera digestato y biofertilizantes, subproductos estabilizados que se devuelven al suelo agrícola, mejorando su calidad y cerrando el ciclo de nutrientes. Este aprovechamiento contribuye a reducir el uso de fertilizantes minerales y refuerza el carácter circular del proyecto.
Impacto socioeconómico y desarrollo territorial
La puesta en marcha de la instalación ha generado más de medio centenar de empleos directos e indirectos en la comarca, tanto en la fase de construcción como en la operación y mantenimiento de la planta. Asimismo, agricultores y ganaderos locales encuentran en este proyecto una solución técnica y ambientalmente viable para la gestión de sus residuos orgánicos, al tiempo que se reducen emisiones y se generan nuevas oportunidades económicas.
Desde el ámbito institucional, el proyecto se considera un ejemplo de integración entre transición energética, gestión de residuos y desarrollo rural. La valorización de subproductos agroganaderos permite fijar población en el territorio y reforzar la economía local del Marquesado del Zenete, alineándose con los principios de sostenibilidad y cohesión territorial.
Un modelo replicable de economía circular
La planta de biometano de La Calahorra se consolida como un modelo replicable de economía circular, en el que los residuos dejan de ser un problema ambiental para convertirse en un recurso energético y agronómico. Este tipo de infraestructuras demuestra el potencial del biometano como vector clave para la descarbonización, la gestión sostenible de residuos orgánicos y la resiliencia energética de las zonas rurales.






