Planta piloto genera biogás a partir de residuos de piña
La puesta en marcha de la planta piloto de valorización del rastrojo de piña constituye un paso estratégico en la búsqueda de soluciones innovadoras para el aprovechamiento energético de residuos agroindustriales. Esta instalación permitirá realizar una evaluación integral de la viabilidad técnica, ambiental y financiera del proceso, con el fin de producir biocombustibles avanzados que puedan emplearse como alternativa para el transporte de carga pesada, uno de los sectores de mayor consumo energético y emisiones del país.
Mediante la aplicación de procesos de biodigestión y fermentación, la planta transformará un residuo de alta generación —el rastrojo de piña— en biometano y bioetanol, contribuyendo no solo a la reducción del impacto ambiental asociado a la acumulación de desechos agrícolas, sino también al fortalecimiento de un modelo energético sostenible y circular. A nivel operativo, la iniciativa permitirá sustituir parcial o totalmente el gas GLP utilizado en la finca piñera, disminuyendo costos energéticos y reduciendo la dependencia de combustibles fósiles.
Además de su función productiva, la planta actuará como un laboratorio operativo a escala piloto, diseñado para validar procesos, optimizar parámetros de conversión y generar información clave para un eventual escalamiento industrial. Su implementación abre oportunidades para estudiar variaciones en la calidad del residuo, posibles mezclas con otros subproductos agrícolas y el comportamiento del sistema en condiciones reales de operación. Esta flexibilidad permitirá ampliar el alcance del proyecto hacia nuevas líneas de investigación en biotecnología, bioenergía y gestión de residuos.
Aunque la tecnología aún no cuenta con una licencia comercial, debido a que se encuentra en fase experimental, el equipo desarrollador prevé que, en caso de demostrarse su viabilidad, se avanzará en la formalización de un convenio de transferencia tecnológica con la empresa agroindustrial. Paralelamente, los investigadores trabajan en la estructuración de un emprendimiento tecnológico destinado a la explotación comercial del proceso, para lo cual será necesaria una licencia formal. Esta proyección empresarial demuestra el potencial del proyecto para integrar la producción agrícola, la generación de energía renovable y la movilidad sostenible, con impactos favorables en términos económicos, sociales y ambientales.
En cuanto a la inversión, la implementación de la planta piloto requirió aproximadamente $80.000, a los que se suma una inversión adicional en equipos especializados aportados mediante capital privado, con el apoyo de la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (KOICA). Esta combinación de recursos públicos, privados y de cooperación internacional demuestra el interés en impulsar tecnologías orientadas a la descarbonización, el desarrollo rural y el aprovechamiento eficiente de residuos agrícolas, en consonancia con los objetivos nacionales de sostenibilidad.
[Este contenido procede de Semanario Universidad Lee el original aquí]






