Sesenta municipios utilizan la planta de Zaragoza pagando el 60% de su coste real
El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, aseguró ayer que exigirá al Gobierno de Aragón y a la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) a que pongan más dinero para permitir que los más de 60 municipios aragoneses que vierten su basura en la planta del polígono Empresarium, sigan usando el ecovertedero. No dependiendo esto de un déficit de 650.000 euros anuales que viene soportando en solitario el consistorio desde que la inauguró, en el 2009.
Su argumento principal va orientado a que otras administraciones arrimen el hombro en este "esfuerzo con todas las comarcas y con pueblos que van más allá de los que conforman el entorno metropolitano de la ciudad". De manera que entiende que como una cooperación entre administraciones para que el peso de ayudarles no caiga solo sobre las arcas de Zaragoza.
Estas localidades pagan 17,70 euros por tonelada depositada cuando el coste real asciende a 30,80. Cubren menos del 60% de lo que realmente vale usar la planta pese a que de las 281.319,48 toneladas anuales que gestiona en total, 41.915,14 provienen de estos más de 60 municipios. Es decir, la ciudad está financiando a estas localidades para que el 14,8% de los residuos que trata el CTRUZ les cueste a ellas poco más de la mitad de lo que esta paga por tenerla funcionando.
Los cálculos de Pedro Santisteve parten de esos 650.000 euros anuales --son datos del 2013-- que se han venido repitiendo en cada ejercicio desde el 2009 que abrió sus puertas la planta de La Cartuja, lo que hace un total de 4,55 millones de euros acumulados. "Es un dineral que es solidaridad de los zaragozanos para con los pueblos. Para que se vea que la capitalidad no es solo atraer lo mejor de estos sino también una devolución hacia el medio rural", expuso el alcalde en su visita.
Porque en la hoja de ruta del ayuntamiento no está solo la cuestión monetaria, sino el rápido avance en la capacidad de unas instalaciones que se verán abocadas a una "saturación a futuro en el 2030 previsiblemente". Por lo que conllevaría una necesidad de inversión en cuanto a labores de sellado, creación de nuevos vasos o más dinero para su mantenimiento que comporta.