Sostenibilidad empresarial y ESG: la nueva forma de hacer negocios
La población cada vez es más consciente del impacto del cambio climático e intenta que su huella de carbono se reduzca lo máximo posible. Ante esta demanda, el sector público cada vez lleva más a cabo políticas destinadas a un entorno sostenible, y el sector privado también también lleva años contribuyendo con medidas para ser sostenible y acogerse a la Agenda 2030 implementada por la ONU.
Son muchas las empresas que han acuñado el término ESG, siglas basadas en los términos Environmental (ambiental), Social (social) y Governance (gobernanza), que hace referencia a criterios y estándares aplicables a las operaciones de la empresa desarrollados a través de protocolos para mantener una relación adecuada con el entorno, tal y como explica la consultora Overlap en su Informe de tendencias empresariales 23/25.
En España este año ya son 30 las empresas que figuran entre las más sostenibles del mundo, según el Anuario de Sostenibilidad de S&P Global, y dos de ellas están entre el 1% más sostenibles (Indra y Melia Hotels). Este ranking evalúa a más de 7.800 empresas de todo el mundo y de todo tipo de industrias, y en dicho listado entraron las 710 mejores, seis menos que en el 2022.
Las iniciales ESG acotan prácticas de la empresa enfocadas al medio ambiente, al impacto de la firma en la comunidad y a las directrices de gestión empresarial. Las organizaciones, al igual que trasladan y hacen transparentes sus resultados económicos del año, también lo hacen del estado de las medidas medioambientales que han llevado a cabo. Y esto no solo con el fin de conseguir una buena imagen corporativa, sino porque cada vez más, existen los llamados "Inversores Socialmente Responsables" (ISG):es decir, aquellos que valoran los factores ambientales, sociales y de buen gobierno de la compañía más allá de sus resultados financieros.
Cada vez son más los inversores que buscan activos socialmente responsables y sostenibles. De hecho, en España existe desde 2009 existe SPAINSIF, una asociación sin ánimo de lucro constituida por entidades interesadas en promover la Inversión Socialmente Responsable en España, y que desde el 2016 tienen un convenio de colaboración con el Ministerio de Trabajo para fomentar esta Inversión Responsable.
¿Cómo medir la sostenibilidad?
En su misión, visión y valores, muchas organizaciones pueden hablar de la sostenibilidad y de la importancia del medio ambiente. Pero para los ISG no basta con que la empresa se comprometa con una serie de objetivos sostenibles, sino que debe cumplirlos. Ahora bien ¿cómo podemos saber si lo hace? Pues el Foro Económico Mundial, junto a Deloitte, EY, KPMG y PwC, desarrolló un sistema de medición basado en cuatro pilares, y que se desdobla en 55 métricas diferenciando las 21 Métricas Core (y las 34 Métricas Expandidas.
Dichos cuatro pilares son los mismos que desarrolla la ONU en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): Princípios de Gobernanza, Planeta, Personas y Prosperidad. Los tres primeros están destinados a lograr el cuarto, pero para ello, hace falta compromiso con las métricas que hemos mencionado: compromiso de los stakeholders, actuar en consecuencia de la pérdida de recursos naturales y del cambio climático, dignidad, igualdad y salud para la sociedad, o la innovación y la creación de empleo y riqueza son algunas de las mediciones para saber si una compañía cumple con los ESG.
Para conseguir una empresa que cumpla sus ESG, es fundamental que la coloque en el centro de la estrategia. Para ello, debe distribuir la planificación en tres fases: asimilación, movilización y transición. Las tres etapas son consustanciales con un proceso de gestión del cambio, necesario para conseguir la implicación de los equipos humanos y actuar directamente en la cultura de la organización. Innovar, establecer objetivos a largo plazo y llevar a cabo una medición del progreso, son factores clave para mejorar la sostenibilidad de la empresa.
Riesgos de no aplicar bien ESG
Aunque la ESG traslade muchos beneficios a la empresa, no siempre es llegarán si se hace mal o sin una correcta monitorización. La ESG tiene sus riesgos, como por ejemplo la inanición de la estrategia, que conlleva a muchas compañías al ser sostenibles únicamente por lo que dicen, pero no por lo que hacen. Sin embargo, adoptar una buena estrategia trae consigo oportunidades que la empresa puede aprovechar, definiendo las métricas ESG. Si se lleva a cabo una correcta medición, una exposición transparente de los datos siempre será positivo para la compañía, así como le aportará valor. Por último, esta tendencia empresarial da lugar a la colaboración entre firmas cuyo centro sea la ESG, y de esta forma serán más atractivas y tendrán más valor en el mercado.
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de El Economista. Lee el original aquí]