Transformar los residuos industriales en recursos, el gran reto de la economía de hoy

Las empresas han venido registrando enormes pérdidas al no poder captar el valor de los desechos industriales, pero la aplicación de estrategias de economía circular, posibilitadas por las nuevas tecnologías, podría crear oportunidades de ahorro de costos, así como nuevas corrientes de ingresos rentables.
Los residuos generados por los edificios residenciales pueden parecer enormes, pero los residuos producidos por las fábricas son mucho más. En Europa, las fábricas producen 46 millones de toneladas más de desechos que los hogares cada año. Sin embargo, sorprendentemente, a diferencia de los hogares, no están tan incentivadas para reducir y recuperar los residuos. La legislación de residuos de la Unión Europea, por ejemplo, contiene objetivos que se centran principalmente en los residuos domésticos, mientras que el vertido de residuos industriales sigue siendo a menudo más barato que la incineración o el reciclaje. En Francia, por ejemplo, el coste medio del reciclaje, sin incluir los impuestos, es de 144 euros por tonelada, en comparación con los 105 euros de la incineración y los 68 euros del vertido.
Muchas empresas creen que su gestión de desechos industriales está bajo control porque han contratado a una empresa de gestión de desechos o, tal vez, han llevado a cabo procesos de fabricación ajustada para mejorar la eficiencia. Pero en la mayoría de los casos, las empresas no recuperan los residuos en gran volumen. Incluso si gestionan eficientemente los flujos de residuos estándar, como los plásticos o el cartón, pasan por alto otros, como las aguas residuales, los productos químicos gastados o el equipo usado. Los materiales que estas empresas ven como desechos a menudo contienen valor que puede ser recuperado. Por ejemplo, la mayoría de las cervecerías venden granos usados como alimento para animales de bajo valor, mientras que estos granos contienen componentes de alto valor, como proteínas, polisacáridos y fibras que podrían ser reutilizados como ingredientes nutricionales y farmacológicos. Además, las fábricas que afirman lograr que no haya residuos en los vertederos suelen incinerar la mayor parte de sus desechos.
Pasar por alto los residuos industriales tiene un coste. En el Reino Unido, el coste real de los residuos para las empresas suele ser del 4% al 5% de la facturación y puede llegar hasta el 10%. El verdadero costo de los residuos no es simplemente el costo de los materiales desechados, sino que abarca el uso ineficiente de las materias primas, el uso innecesario de energía y agua, los productos defectuosos, la eliminación de subproductos, el tratamiento de residuos y la mano de obra desperdiciada. El costo de los desechos no sólo es elevado, sino que está aumentando, especialmente en Europa. En Austria, el impuesto sobre los vertidos de residuos industriales aumentó de 3 a 87 euros por tonelada entre 1996 y 2014. En Francia, se espera que el Impuesto General sobre Actividades Contaminantes aumente de 32 a 65 euros por tonelada para los vertederos en 2025. En el Reino Unido, el impuesto sobre los vertederos ya ha alcanzado los 101 euros por tonelada. Por razones ambientales y económicas, las empresas ya no pueden pasar por alto los desechos industriales. Necesitan implementar estrategias de economía circular para diseñar los residuos y mantener los materiales en uso.
Cuando los desechos no pueden evitarse, a menudo pueden considerarse como recursos valiosos que pueden reutilizarse en otros procesos industriales. Por ejemplo, Denso, un proveedor de equipo automotor, produce 15 toneladas por año de fluoruro de potasio y aluminio, un residuo peligroso. Al suministrar este residuo como materia prima a Mil-Ver Metals, que lo utiliza para producir lingotes de aleación de aluminio, Denso evita pagar 30.000 libras esterlinas al año por su eliminación.
La agroindustria, especialmente, tiene una gran oportunidad, a menudo subvalorada, de convertir los residuos orgánicos industriales en productos especializados de alto valor. En Alemania, Danone transforma el suero, un subproducto de la producción de queso, en lactosa para uso farmacéutico. En Manchester, la fábrica de cereales de Kellogg's se ha asociado con la cervecería británica Seven Bro7hers que utiliza los copos de maíz que no pasan el control de calidad para hacer cerveza.
Hasta hace poco, hacer coincidir la oferta de residuos con la demanda de recursos era a menudo difícil y costoso. Pero las nuevas plataformas digitales, que aprovechan los datos abiertos, el big data y las tecnologías de aprendizaje automático, hacen que la comparación sea mucho más fácil.