Un contenedor para residuos marinos
Recientemente, dos australianos afincados en Mallorca cerraron una campaña de crowdfunding en la plataforma Indiegogo, donde alcanzaron la cifra suficiente para cubrir los costes del desarrollo del primer prototipo de este espontáneo proyecto de economía circular y han escogido precisamente el SurfCity Festival, celebrado el pasado fin de semana en Barcelona, para presentarlo.
La sencillez se percibe ya en su nombre Seabin, o lo que es lo mismo un cubo de basura marino que recoge la contaminación. «Recolecta todo lo que flote, puede ser plástico, botellas, bolsas o también hidrocarburos y detergentes», resalta Pete Ceglinski, uno de los fundadores. Sin embargo, reconoce que también absorbe recursos naturales como algas. El proceso se repite de manera constante durante 24 horas al día y 7 días a la semana, incluso aunque Seabin esté lleno, sigue funcionando, reteniendo todo escombro circundante.
El invento consiste en un cubo de un metro de alto y medio metro de diámetro fabricado con plásticos reciclados y recoge 1,5 kg de residuos al día, lo que según explican sus promotores se traduce en media tonelada al año. Ceglinski describe que Seabin ha sido pensado para que se coloque en la superficie del agua. Ahí una bomba con base en tierra hace que el cubo marino absorba el agua y todos los deshechos flotantes y líquidos en ella. De esta manera, el agua fluye hacia la parte inferior de la bandeja hasta llegar a la bomba de agua, donde se puede instalar un separador de aceite y agua limpia, de tal forma que esta última vuelva al mar. El resto de residuos sólidos quedan a la par retenidos en una bolsa de captura.
Este contenedor de residuos marinos ha sido pensado para ser instalado en los muelles flotantes de los puertos, puertos deportivos, clubes náuticos, vías fluviales, lagos y canales de forma que la propia acción de la naturaleza favorezca la recolección de basura. Además, inciden sus creadores, en que es idóneo que se trate de un entorno controlado como estos, donde no existen grandes olas ni tormentas de océano abierto y matizan que las corrientes y vientos, que se mueven de forma más o menos constante, favorecen que haya algunas áreas más ahogadas de contaminación.
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