Un informe avala la condición de material permanente del aluminio
Resulta fundamental no solo promover una reducción del flujo de materiales que llega a vertederos y es incinerado o el uso de recursos renovables; también debemos impulsar el uso de recursos cuyo valor se pueda mantener durante el mayor tiempo posible, como sucede con los materiales permanentes. Pero, ¿qué es un material permanente? La Asociación Española del Aluminio y Tratamientos de Superficie (AEA) que representa a más de 600 empresas del sector, ha elaborado el informe Contribución de materiales permanentes al uso sostenible de los recursos en el que revisa el concepto de material permanente y, en base a este, realiza la evaluación del uso sostenible en el sector de la construcción del aluminio, el plástico (también denominado PVC) y la madera como materiales empleados en sistemas de cerramiento (marcos de puertas y ventanas) para huecos de edificios.
Según dicho informe, los materiales permanentes son aquellos sobre los que, alcanzado el final de la vida del producto, se pueden retener los recursos invertidos en su producción a través de la reutilización o del reciclaje, sin que se produzca una pérdida o aminoramiento de su calidad por muchas veces que este proceso se repita. El concepto de “material permanente” busca reemplazar la idea de “consumo” por la de “uso” de los materiales, de tal modo que el uso no suponga el consumo, y el consumo no acabe con el uso. Para ello, durante el uso se debe garantizar la conservación máxima del valor y la regeneración del material para los sucesivos ciclos.
Según el informe de AEA, en sintonía con el estudio de Carbotech, una característica esencial de un material permanente será su permanencia fisicoquímica. Esta se puede resumir en tres aspectos:
- El material no sufrirá degradación durante su vida útil o, si la sufre, esta no comprometerá las características funcionales de origen.
- El material permite el reciclaje alcanzando el mismo nivel de calidad o de características funcionales que el material original.
- El material permite el reciclaje sin que se requiera la adición significativa de material primario para fabricar un producto con el mismo nivel de prestaciones
El aluminio se caracteriza por su elevada reciclabilidad y porque, durante dicho proceso de reciclaje, apenas es necesario incorporar pequeñas cantidades de aluminio primario y de algunos elementos aleantes, de modo que el aluminio reciclado puede sustituir en los mismos términos de calidad al aluminio primario. Proceso que, además, puede llevarse a cabo cuantas veces se requiera sin menoscabo de la calidad del material.
Asimismo, mientras está en ciclo de uso, las propiedades del aluminio no se degradan gracias a su resistencia frente a los principales agentes corrosivos a los que se encuentra expuesto como cerramiento: agua y radiación ultravioleta, lo que hace que la vida útil de este tipo de cerramientos sea superior a la de otras soluciones.
En el caso del plástico de construcción (también denominado PVC), existe una pérdida en la calidad del producto de cerramiento de PVC por efecto de la radiación ultravioleta, lo que acorta su vida útil. Además, hay una pérdida de la eficiencia del proceso de reciclaje, ya que requiere incorporar cantidades importantes de material primario y de nuevos aditivos que pueden llegar a aumentar la cantidad de contaminantes potenciales en el material al final de su vida útil. La cantidad máxima de PVC reciclado que se suele incorporar en la fabricación de nuevos perfiles es únicamente del 30%, haciendo necesario el acudir a materiales primarios, además de que el número de veces que se puede reciclar de forma efectiva es limitado.
Por su parte, la madera, al ser un material renovable, no es un material permanente. Y es que, aun garantizándose una gestión sostenible de este recurso, su propia naturaleza no permite alcanzar los requisitos de permanencia fisicoquímica. Un cerramiento de madera, a pesar de su larga vida útil, al finalizar esta función y sufrir un proceso de reciclado, experimenta una pérdida clara de su valor y su función. Será inviable su transformación en el mismo objeto, y se transformará en otro que cumplirá una función diferente. Con todo ello no se da la condición de reciclaje de ciclo cerrado. Además, en sus sucesivos procesos de reciclaje, la madera sufrirá pérdidas tanto en cantidad como en calidad.
El aluminio, si bien procede de recursos no renovables, por su naturaleza y para la aplicación evaluada cumple con todos los requisitos de los materiales permanentes, contribuyendo así al uso sostenible de los recursos de los que procede.
Por su parte, el PVC, que proviene igualmente de recursos no renovables, no cumple con los requisitos de permanencia fisicoquímica, y la gestión de su ciclo de vida se ve comprometida tanto por la disponibilidad del material como por el cumplimiento legal y el criterio económico. Por tanto, el PVC no contribuye al uso sostenible de los recursos de los que procede. La madera es un material renovable, por lo que, de partida, no cumple con los requisitos de los materiales permanentes. No obstante, se puede garantizar el uso sostenible del recurso siempre y cuando se realice una gestión sostenible de los bosques y se garantice la cadena de custodia.
En definitiva, los resultados que arroja este informe dan claras señales de que un material como el aluminio es más que beneficioso para el medio ambiente y van en la dirección del nuevo modelo de consumo y explotación de recursos hacia el que nos dirigimos, ya que se minimiza la demanda de materias primas vírgenes y se reduce la pérdida irreversible de materiales. El aluminio, como material permanente acreditado, garantiza un modelo circular en su uso que nunca se agota y que no precisa incorporar más materia prima virgen dentro del circuito de reciclado y reutilización.
El informe está disponible en el siguiente enlace: Contribución de materiales permanentes al uso sostenible de los recursos
[Este contenido procede de Asociación Española del Aluminio]