Un innovador tratamiento de residuos mejora la seguridad de los refugiados sudaneses en Chad

Un proyecto piloto promueve la salud y la sostenibilidad ambiental en un campamento que alberga a decenas de miles de refugiados que huyen de la guerra en Sudán.
Un proyecto piloto en Chad está aportando una solución innovadora para tratar y eliminar de forma segura los desechos humanos de las letrinas y promover la sostenibilidad ambiental.
Médicos Sin Fronteras (MSF) ha construido un centro de tratamiento de lodos fecales en el campamento de Aboutengue, al este de Chad, que acoge a unos 45.000 refugiados sudaneses . El centro de tratamiento, conocido localmente como la "fábrica de excrementos", procesa los desechos de 932 letrinas construidas por MSF para contribuir a mejorar el saneamiento.
¿Cuáles son los beneficios de construir un sitio de tratamiento de lodos fecales?
Cuando las letrinas están llenas, las cerramos permanentemente o las desfangamos. Para desfangarlas, hay que bombear los desechos, cavar un hoyo, verterlos en el interior, añadir cal y sellarlo. Sin embargo, este método tradicional corre el riesgo de contaminar el suelo y las aguas subterráneas, lo que puede perjudicar tanto al medio ambiente como a la salud de las personas.
Para solucionar este problema, construimos un sitio especial para el tratamiento de lodos fecales en las afueras del campamento. El sitio está lo suficientemente alejado de las áreas residenciales como para no perturbar el funcionamiento del campamento. En este momento, el sitio de tratamiento cubre casi 12.000 pies cuadrados.
Es importante aclarar que no se trata de una estación de purificación de agua tradicional, sino que nuestro objetivo es neutralizar las bacterias y los patógenos dañinos presentes en los desechos, un proceso conocido como "higienización".
¿Cómo funciona el proceso de tratamiento?
El proceso comienza con el bombeo de los desechos de las letrinas. Cuando los camiones no pueden acceder a ciertas áreas, especialmente donde se construyen refugios informales, utilizamos bombas portátiles. Luego, los desechos se transfieren a un tanque de depósito, donde agregamos cal: una parte de cal por cada cinco partes de desechos. Mediante un sistema de bombas, circulamos y mezclamos la cal con los desechos, lo que aumenta el pH y hace que el entorno sea demasiado básico para que sobrevivan la mayoría de las bacterias y los patógenos. Dejamos reposar esta mezcla durante 48 a 72 horas.
Durante este período de reposo, los residuos se separan en capas: el agua sube a la parte superior y los lodos más densos se depositan en el fondo. A continuación, tratamos cada capa por separado.
Para la salida del agua, la drenamos a otro tanque donde reposa durante varios días hasta que el pH vuelve a ser neutro. Desde allí, fluye hacia zanjas de infiltración revestidas con grava y piedras para ayudar a que se filtre en el suelo. Para evitar el encharcamiento, hemos plantado árboles de plátano alrededor del sitio, que absorben hasta 200 litros de agua diariamente. Estos árboles pronto producirán plátanos que son seguros para comer.
En el caso de los lodos, nos centramos en su secado mediante un proceso de dos pasos. En primer lugar, los esparcimos sobre lechos de secado hechos de arena y grava, que permiten que el agua se escurra por gravedad. Una vez que los lodos están semisecos, los transferimos a un segundo lecho de secado de hormigón para eliminar la humedad restante.
Por último, estamos probando un tercer paso: la incineración. La quema del lodo seco garantiza la destrucción de los patógenos restantes. El incinerador está construido sobre un pozo, lo que nos permite desechar fácilmente las cenizas. Una vez que el pozo está lleno, podemos vaciar y enterrar las cenizas en otro lugar o trasladar el incinerador a una nueva ubicación.
¿Se puede reutilizar el resultado de estos residuos tratados?
Los desechos humanos secos son ricos en nitratos y fosfatos, que son nutrientes valiosos para la agricultura. En teoría, podrían reutilizarse como fertilizante para los agricultores locales. Sin embargo, en esta etapa de nuestro trabajo, se requieren más análisis para confirmar su seguridad antes de su uso generalizado, y actualmente carecemos de la capacidad para realizar esas pruebas.
Este es un nuevo enfoque para MSF, ¿Qué es lo mejor?
Es la primera vez que construimos un centro de tratamiento de este tipo en un contexto no epidémico y, a esta escala, tiene capacidad para tratar los residuos de más de 45.000 personas. El centro cuenta con un equipo de 11 personas, entre ellas cuatro higienistas.
Aunque otras organizaciones han utilizado métodos similares anteriormente, este proyecto nos ha enseñado muchas lecciones importantes. Por ejemplo, tuvimos que redimensionar partes del sitio de tratamiento y reconstruir los lechos de secado de concreto para mejorar el flujo de agua.
Este proyecto se destaca porque no solo se centra en el saneamiento, sino también en la sostenibilidad ambiental. Requiere una energía mínima para funcionar, aparte del combustible necesario para las motobombas. En el futuro, podríamos explorar el uso de bombas alimentadas con energía solar para que el sistema sea aún más ecológico.