Este mes de enero se ha aprobado en pleno unánimemente la petición para que la administración autonómica determine su actuación en la zona de la Plana del Castell, concretamente en los terrenos que cubren el antiguo vertedero de Can Planes.

Se trata de un espacio de 18 hectáreas donde en los años 50 y 60 se vertieron substancias de diferente tipo y procedencia, por lo que se desconoce el contenido exacto de los vertidos.

La alcaldesa del municipio catalán, Carme Carmona, pide que se considere legalmente tierra contaminada para no emplearla de manera incorrecta, como la construcción de viviendas o usos que afecten a la salud de los habitantes. El vertedero de Can Planas se halla en un punto que hasta hace unos años era espacio rural y que quedó incluido dentro del proyecto urbanístico del Centro Direccional, lo que suponía la construcción de viviendas.

Recientemente, el ayuntamiento encargó un estudio científico exhaustivo para determinar cómo actuar en la zona, excluyendo la posibilidad de construir en su superficie.