Un proyecto estudia los residuos de poda de aguacate para crear envases sostenibles
Una nueva investigación de la Universidad de Córdoba (UCO), en la que también ha participado la Universidad de Girona (UdG), ha conseguido fabricar un prototipo de material más resistente que aumenta la biodegradabilidad en el envasado de alimentos, sustituyendo parcialmente el bioplástico de los envoltorios por fibras de celulosa extraídas de las ramas y hojas del árbol del aguacate.
Así lo ha indicado la UCO en una nota en la que ha detallado que, aunque el plástico permite envasar alimentos de forma segura e higiénica, su uso extensivo presenta un importante desafío medioambiental debido a su baja reciclabilidad y a su corta vida útil. Por ello, la industria y la comunidad científica llevan décadas buscando alternativas más sostenibles.
En este contexto, una investigación publicada recientemente por la Universidad de Córdoba, con la participación de la Universidad de Girona, ha encontrado la manera de fabricar un prototipo de material para el envasado alimentario más amigable con el medio ambiente, recurriendo a un residuo que hasta la fecha no tenía un valor añadido: restos de poda del árbol del aguacate, un alimento del que España es el principal productor a nivel europeo debido fundamentalmente a su producción en la comarca malagueña de la Axarquía.
De este modo, mediante un proceso semi-químico y mecánico, en el que las hojas y las ramas se mezclan con sosa, se refinan y se desfibran, la investigación ha conseguido aislar las fibras del residuo leñoso de la poda y emplearlas como material de refuerzo, sustituyendo parte del bioplástico empleado en los envases alimentarios.
Tal y como ha subrayado el investigador Ramón Morcillo, autor principal del trabajo e investigador del grupo 'Bioproductos e Ingeniería de Procesos de la Universidad de Córdoba', la investigación ha conseguido, utilizando un agente compatibilizador, integrar la celulosa resultante de los residuos del aguacate, y reducir, al menos parcialmente, el uso de biopolietileno, un tipo de bioplástico ampliamente utilizado en la industria del envasado y que a pesar de tener un origen vegetal no es biodegradable.
Más allá de la sostenibilidad, este nuevo compuesto ha demostrado ser más resistente, debido, en parte, a las fuertes propiedades mecánicas de las fibras naturales provenientes de los residuos de poda del aguacate. En este sentido, el trabajo ha analizado cómo se comportaría el material a diferentes proporciones de fibra, llegando incluso a lograr un incremento en la resistencia a la tracción del 49 por ciento.
El próximo paso dentro de la línea de investigación del grupo, explica el autor del estudio, será evaluar otras propiedades de interés para la industria como, por ejemplo, la capacidad antimicrobiana o antioxidante que pueda conferir el nuevo compuesto, abriendo así la puerta a nuevas formas de conservación más sostenibles, especializadas y adaptadas a los diferentes tipos de productos.
Hace apenas unos días, el Parlamento Europeo ha aprobado una serie de medidas para reducir y reciclar los envases. Algunos tipos de embalajes de plástico de un solo uso quedarán prohibidos a partir del año 2030, lo que supone un auténtico reto para la industria: realizar estudios de mercado para evaluar la rentabilidad económica de aquellos envases sostenibles que sí han demostrado ser viables desde un punto de vista científico. “Se trata de un proceso detallado que requiere mucho esfuerzo e información, pero que es fundamental para que estos nuevos materiales escalen y puedan incorporarse al mercado”, ha concluido el investigador Ramón Morcillo.
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de El Diario. Lee el original aquí]