Valencia: Se reduce del 80% al 40% el envío a vertedero en los 51 municipios de La Ribera
El Consorcio de Residuos Ribera-Valldigna (CRiV) dispone en Guadassuar de unas instalaciones modélicas para el tratamiento y revalorización de la basura que generan los 51 municipios de su demarcación, una planta versátil que ya ha reducido del 80 al 40% el material de rechazo que se destina al vertedero cuando ya no se le puede dar una segunda vida y que tiene capacidad para adaptarse a los cambios que impone la legislación europea al objeto de reducir ese desperdicio al 10% en el horizonte máximo del año 2035.
El trabajo realizado ya ha permitido avanzar en ese camino, aunque quedan retos pendientes y todos los esfuerzos del consorcio y de la empresa concesionaria que gestiona la planta, Reciclados Ribera del Xúquer (RRX), se centran en explorar vías que ayuden a «cerrar el círculo», convertir en recursos la mayor parte de los residuos que recibe la planta, reintroducirlos en la cadena productiva o en el medio natural, y aplicar la filosofía del reaprovechamiento en su máxima expresión.
El otro gran reto pendiente del consorcio es la elección de un emplazamiento y posterior construcción de un vertedero que le permita ser autosuficiente en la gestión de sus residuos y que contribuya a reducir sustancialmente la factura de cuatro millones de euros que actualmente cuesta el traslado del rechazo a vertederos ubicados en otras provincias. Las prospecciones en el terreno seleccionado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) en el término municipal de Guadassuar están en marcha.
Estos fueron algunos de los principales aspectos abordados en el Foro de Economía Comarcal «Cap al residuo zero» que, organizado por Levante-EMV y À Punt, se celebró en la sala Espai de Diàleg de la planta de tratamiento de Guadassuar, con la participación del presidente del Consorcio Ribera-Valldigna, Salvador Montañana; la diputada provincial Mentxu Balaguer, presidenta de la empresa mixta Girsa y representante de la corporación provincial en el consorcio; el vicepresidente económico del CRiV y alcalde de Albalat de la Ribera, Felip Hernandis; el actual gerente, Ángel Rodríguez; el responsable del departamento de Medio Ambiente de Girsa, Pere López, y Rafael Vallés, agricultor de l’Alcúdia convencido de las ventajas de utilizar compost en sus parcelas, que ha colaborado con el CRiV en la campaña «Del fem al camp», que ha distribuido de forma gratuita 600 toneladas. El periodista de Levante-EMV Julio Monreal fue el encargado de moderar las dos mesas redondas que reflexionaron sobre los proyectos para hacer posible la economía circular a través de la gestión de los residuos.
Montañana detalló, a modo de carta de presentación, que el consorcio abarca 51 pueblos y tres entidades menores con una población de 325.000 habitantes, que en verano puede dispararse hasta cerca de 500.000 por los municipios de la franja litoral, lo que se traduce en 135.000 toneladas de basura anuales que entran en la planta de Guadassuar, a razón de 400 diarias -20 camiones de 20 toneladas al día-, apostilló el gerente del CRiV, que advirtió que no se puede pensar solo en producir sin pensar lo que queda después del consumo. «Se ha de integrar todo», comentó Ángel Rodríguez, al tiempo que destacaba que cerca del 40% de los residuos que entran en la planta corresponden a materia orgánica, que en la medida que se separe mejor en origen a través de la generalización del contenedor marrón, con escasa implantación hasta el momento en la Ribera, facilitará los procesos actuales y su recuperación.
Mentxu Balaguer defendió que el compromiso de la diputación en materia de medio ambiente «es firme» y señaló que se trata de un área de gestión transversal que no puede quedar al margen de las políticas públicas y que existe ya una conciencia creada en las instituciones que se está impregnando en la sociedad. Balaguer comentó que la planta de Guadassuar y, en particular, el circuito de educación ambiental que permite visitarla sin interferir en el trabajo que se realiza «es un modelo a seguir» y un ejemplo de innovación en Europa.
Por su parte, el vicepresidente económico del CRiV, Felip Hernandis, señaló entre los retos pendientes la necesidad de «ser capaces de dar otra vida al textil», cada vez más presente entre los residuos que entran en la planta y que, una vez contaminado en la bolsa de la basura, no puede tener otro uso. «Se aproxima ya casi al 10%, lo que se traduce en 135.000 toneladas de textil contaminado que se convierte en rechazo que va directamente al vertedero con un coste de 1,2 millones», comentó Hernandis, quien señaló que si se evita este residuo se podría recibir la tasa por el tratamiento de la basura una media de cinco euros por recibo. «No obstante, más que por el dinero, hay que hablar de responsabilidad, dejar un medio natural en mejores condiciones», indicó.
Los esfuerzos por reducir el textil, la campaña «Del fem al camp» para generalizar el uso del compost o la denominada «Llarga vida als joguets» que tiene además un carácter solidario y que se activará en breve coincidiendo con la Navidad son algunas de las iniciativas que impulsa el Consorci para reducir la generación de residuos y, en su caso, darles una nueva vida, potenciando la economía circular. El presidente del CRiV comentó como una idea que ha ido madurando y que no descarta hacerla efectiva, la creación de un «mercado de trueque» que se organizaría en un ecoparque de modo que las personas interesadas en vender objetos usados acudan. Una vez acabado el rastrillo de compra-venta, aquellos utensilios sin interés o abandonados se podrían recoger con facilidad para reciclarlos. «Estamos en disposición de, algún día, poder hacerlo y me gustaría poderlo ver», indicó Montañana, quien también anunció la adquisición de una biotrituradora que se ofrecerá a los ayuntamientos para eliminar los restos de poda sin tener que recurrir a las quemas.
El Consorcio Ribera-Valldigna, además de la planta de selección que entró en funcionamiento en 2016, cuenta desde el año pasado con una nueva planta de compostaje con dos reactores que permite ofrecer a los agricultores una materia orgánica de gran calidad. Tiene pendiente la construcción del vertedero comarcal para ser autosuficiente en la gestión de los residuos de la demarcación y en la actualidad se están realizando las catas en el sector del Pla del Roser de Guadassuar para conocer la idoneidad del terreno.
En materia de infraestructuras, Ángel Rodríguez destacó que el consorcio dispone de «una muy buena planta de selección» que no sólo ha sabido incorporar los avances técnicos, sino también constituye una instalación «flexible y versátil, que está preparada para la gestión de residuos desde el punto de vista de la economía circular». El gerente del CRiV subrayó que los residuos «son recursos que tenemos que reintegrar» y comentó que el reto es ahora «dar a cada ayuntamiento la información para que tenga un procedimiento de mejora continua buscando la excelencia en un marco en el que, en pocos años, hay que garantizar que un 65 % de los restos de los que deshace la gente se convierten en materias primas secundarias y solo un 10 % podrá ir al vertedero».
El responsable del departamento de Medio Ambiente de Girsa, Pere López, señaló que esta empresa mixta representa un operador más en el mercado de la recogida de residuos que tiene su punto diferencial en el respeto de los valores ambientales y que trata de estar siempre a la vanguardia tecnológica para atender de la forma más eficiente la demanda de los ayuntamientos. López señaló como uno de los ejemplos de economía circular impulsados por Girsa el proyecto «Smart Mulch» de reutilización de la paja del arroz en cultivos como cítricos o caquis para crear una cubierta vegetal inteligente.
El presidente del Consorcio de Residuos Ribera-Valldigna y alcalde de Guadassuar, Salvador Montañana, destacó que la planta de tratamiento es «un ejemplo de transparencia y participación», aspectos en los que aseguró basa la gestión del ente, y se mostró «orgulloso» de haber conseguido que un escenario de conflicto heredado a cuenta de estas instalaciones derivara en poco tiempo hacia otro de consenso que ha permitido que en los últimos cuatro o cinco años «prácticamente todo se haya aprobado por unanimidad», lo que valoró como una muestra de «madurez». «Eso quiere decir que las cosas las estamos haciendo bien entre todos», comentó.
Montañana destacó el trabajo de concienciación que realiza el CRiV, especialmente a través del circuito de educación ambiental y las sucesivas campañas específicas, con el objetivo de que la planta sea visible y que las visitas a la misma marquen «un antes y un después» en la perspectiva de cualquier persona sobre la gestión de los residuos «y la gente compruebe que su dinero está bien aprovechado».
«Mientras el residuo no sea cero tendrán que existir estas plantas y tendremos que hacerlo bien», comentó Montañana, quien se mostró optimista ante la posibilidad de alcanzar este reto al señalar que «separamos cada vez mejor» y que ese es el camino para llegar al residuo cero. «Estamos demostrando con esta planta que las cosas se pueden hacer bien y eso nos da un margen de confianza», apostilló.
Tanto el vicepresidente económico del consorcio, Felip Hernandis, como el actual gerente, Ángel Rodríguez, destacaron que la tasa que pagan los vecinos de la Ribera y la Valldigna es una de las más bajas de la Comunitat Valenciana -67 euros de media, detalló Hernandis-, ofreciendo además «uno de los mejores rendimientos ambientales», apostilló Rodríguez. El vicepresidente del consorcio señaló que, en base al importe de la tasa media, el coste de que cada día «se haga desaparecer» la bolsa de basura que el ciudadano deposita en el contenedor o a la puerta de casa es de 0,30 €/día.
El también alcalde de Albalat de la Ribera recordó que la tasa depende de los residuos que genera cada pueblo, por lo que pagan menos aquellos donde más se recicla, y se mostró especialmente satisfecho por el funcionamiento de la red de ecoparques del CRiV, que cuenta con 26 instalaciones fijas y tres móviles, un sistema de recogida selectiva que en los últimos cinco años ha visto como las aportaciones aumentan un 38 %. «Eso es fruto de la concienciación y evita que haya vertederos incontrolados», indidó.
Hernandis recordó que el consorcio destina 200.000 euros al año como incentivos que permiten a los usuarios de los ecoparques conseguir descuentos hasta 15 euros la tasa por el tratamiento de la basura.
El gerente del CRiV destacó la voluntad de que no solo los vecinos de la Ribera y laValldigna se desplacen a conocer la planta de Guadassuar, sino también «acudir donde está la gente y buscar a los mejores prescriptores de las buenas prácticas que son los niños», señaló Rodríguez para detallar después que el consorcio ha elaborado una unidad didáctica y creado 211 compostadoras con plástico recogido en la planta de forma que la mitad de los colegios del consorcio pueden experimentar cómo se transforman los restos del comedor en compost que pueden utilizar en su propio huerto escolar.
El Consorcio de Residuos Ribera-Valldigna ha impulsado la campaña «Del fem al camp» para distribuir de forma gratuita 600 toneladas de compost y convencer a los agricultores de las ventajas de esta materia orgánica y borrar la mala imagen del compost que salía de la anterior planta, con gran cantidad de impurezas. Más allá de la campaña, cualquier agricultor puede acudir a retirar el compost que necesite.
El compost que se genera la planta de Guadassuar también se utilizará como materia prima de una investigación impulsada por Girsa con el mismo objetivo, convertirlo en un insumo agrícola en forma de pellet que se enriquecería con una selección de bacterias precursoras del crecimiento vegetal que permitan mejorar el rendimiento de los cultivos.
La Diputación de València acometerá finalmente el próximo año los trabajos para convertir el emplazamiento de la planta de basuras original, fruto de polémicas históricas por las molestias que ocasionaba a los municipios del entorno, en un humedal artificial, según el anuncio realizado por la diputada por la Ribera, Mentxu Balaguer, que no dudó en señalar que se trata de una deuda pendiente y, además, «un ejemplo de cómo cerrar el círculo en este proceso de economía circular».
«Convertir el antiguo vertedero en una zona verde visitable es algo de lo que nos tenemos que alegrar todos», comentó el presidente del Consorcio de Residuos Ribera-Valldigna, Salvador Montañana, mientras señalaba que esa antigua instalación era el «nido del conflicto». «Tenemos muchas ganas de verlo porque supone en cerrar el círculo», señaló subrayando las palabras de Mentxu Balaguer. La diputada provincial recordó que el presupuesto de 2022 contempla una partida de 50.000 euros para actualizar el proyecto, al que la corporación provincial aportará 400.000 euros, y anunció que la ejecución será «inminente».
[Este contenido procede de Levante-EMV. Lee el original aquí]