Valorización de residuos sólidos en entorno penitenciario mediante un modelo de economía circular en Lanzarote
Los Centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote (CACT), en colaboración con la Asociación Derecho y Justicia y diversas entidades privadas, desarrollan un taller de valorización de residuos sólidos dentro del centro penitenciario de Tahíche. La iniciativa transforma flujos de residuos generados por la propia red de centros —principalmente papel, cartón, embalajes y material de oficina— en productos reutilizables, integrando formación técnica, impacto social y fomento de la economía circular. El proyecto, coordinado por Tharais Armas, se fundamenta en un doble proceso de recuperación: de materiales y de personas privadas de libertad.
Origen y diseño circular del proyecto
La iniciativa surge a partir de la estrategia de sostenibilidad del Grupo Chacón, que buscaba una solución de gestión y revalorización para los residuos generados en sus operaciones. La Asociación Derecho y Justicia, con amplia experiencia en el trabajo con población penitenciaria, propuso establecer el taller dentro del centro de Tahíche para maximizar el impacto social. Los CACT facilitaron su implementación desde el inicio, mientras que la asociación Papacría diseñó el modelo técnico-productivo basado en principios de reducción, reutilización y reciclaje. El proyecto constituye una cadena circular completa, desde la captación del residuo hasta la fabricación del producto recuperado.
Taller penitenciario y capacitación especializada
El programa funciona con participación voluntaria de personas internas, en coordinación con la dirección del centro penitenciario. El trabajo se estructura en dos líneas:
- Valorización material, mediante la transformación de residuos reales suministrados por los CACT en nuevos productos funcionales (carpetas, archivadores, elementos de embalaje y material administrativo).
- Formación técnica, centrada en sostenibilidad, gestión de residuos, creatividad aplicada y fundamentos de economía circular.
El objetivo es que la población participante pueda diseñar y elaborar productos reciclados de forma autónoma, generando competencias laborales transferibles tras su salida. Hasta la fecha, más de un centenar de internos ha recibido capacitación inicial, pese a la rotación inherente al centro penitenciario.
Productos con demanda garantizada
Uno de los pilares del proyecto es la existencia de un circuito de consumo interno que asegura la compra de los productos reciclados por parte de los CACT, lo que garantiza la continuidad del taller y evita que el material valorizado quede sin uso. En una segunda fase ya en marcha, se busca incorporar a más empresas de la isla para ampliar tanto la provisión de residuos como la compra de productos reciclados. De este modo, se refuerza la participación del sector privado en modelos de responsabilidad ambiental y circularidad, maximizando el impacto del proyecto.
Impacto en la reinserción y beneficios penitenciarios
La iniciativa pretende avanzar hacia un sistema en el que el trabajo y la formación generen incentivos directos para las personas internas, tanto en forma de remuneración como mediante posibles beneficios penitenciarios. La prisión evalúa actualmente la posibilidad de que la participación en el taller compute para permisos o días de salida, integrando así la valorización de residuos en las políticas de reinserción.
Desde la perspectiva social, el proyecto combate la denominada “segunda condena”, asociada al estigma que enfrentan las personas liberadas. La visibilizarían de productos elaborados en el taller dentro de espacios públicos y turísticos actúa como reconocimiento simbólico y comunitario, fortaleciendo la autoestima y el sentido de pertenencia de quienes participan.
Residuo recuperado, persona recuperada
Con el proyecto “CACT, residuos y reinserción”, Lanzarote convierte una necesidad de gestión ambiental en una herramienta de impacto social en el centro penitenciario de Tahíche. La iniciativa demuestra que la sostenibilidad abarca tanto la optimización de recursos materiales como la generación de oportunidades para colectivos vulnerables, consolidando un modelo de economía circular que otorga una doble segunda vida: al residuo y a quien lo transforma.
[Este contenido procede de El Espejo Canario Lee el original aquí]






