W. R. Stahel: uno de los pioneros en defender el concepto de economía circular
La economía circular de la que todos hablan hoy la definió este hombre de mirada curiosa hace 40 años. Walter R. Stahel (Zurich, 1946), sin embargo, reivindica lo que su formación como arquitecto le enseñó. «A pensar en cuatro dimensiones: las tres habituales (anchura, altura, profundidad) y el tiempo», comenta este reputado analista industrial desde su casa en Ginebra. Desde 1986 dirigió el Programa de Investigación de la Geneva Association, grupo de expertos líder mundial en cuestiones económicas y de riesgo, financiado por los CEOs de las 90 compañías de seguros más importantes del mundo. Se retiró en 2014, pero su agenda sigue llena con compromisos y homenajes.
Entre estos últimos, está el premio Mitchell en 1982 por su trabajo "The product life factor", donde describió una economía de circuito cerrado, hoy conocida como economía circular. Sugería que extender la vida útil de los productos podía ser un comienzo sensato para una transición gradual hacia una sociedad sostenible, al prevenir los residuos, optimizar los artículos, reducir el agotamiento de los recursos naturales, mejorar la eficiencia y crear empleos.
Tras el reconocimiento, cofundó el Product Life Institute, una consultora en Ginebra, la más antigua de Europa dedicada a desarrollar estrategias y políticas sostenibles. «El principal desafío global actual es desarrollar la innovación en ciencias circulares (energía, química, metalurgia) y lograr que el sector financiero se dé cuenta del potencial de ganancias a largo plazo y las ventajas competitivas de estas innovaciones», señala Stahel, que llev a cuatro décadas predicando las bondades de la circularidad aplicada a la industria y a las políticas públicas: reparar, remanufacturar, rediseñar, refabricar, redistribuir, reducir, reciclar, recuperar, reutilizar, recomercializar, rehabilitar, reprogramar.
También aboga por una economía más basada en los servicios que en los bienes, para aminorar el impacto del modelo productivo en los recursos terrestres. «Un salto cuántico que ya ha comenzado. Algunas compañías comienzan a ser conscientes del potencial y a pensar qué implica estratégicamente esa transición», asegura. Su informe de 1976, "Substituting manpower for energy", coescrito con Genevieve Reday, fue ignorado por el órgano que precedió a la actual Comisión Europea, que se lo encargó.
Argumentaba a favor de prolongar la vida útil de los edificios, los automóviles y otros bienes. «Fue decepcionante la nula reacción de los responsables de la formulación de políticas, especialmente por el potencial de creación de empleo», recuerda. «Hubo una primera ola de interés en el 82 y en los años 90, por Austria, Alemania y la Universidad de Surrey. La segunda ola empezó en 2010, nos apoyaron algunos como la Fundación Ellen MacArthur, contagiando su entusiasmo a la consultora McKinsey y al Foro Económico Mundial. En 2013 les siguieron varias fundaciones suecas y en 2014 el Club de Roma, el Instituto de la Economía Circular de la Asamblea Nacional Francesa y la Comisión Europea», detalla.
Colabora estrechamente con la Fundación Ellen MacArthur, responsable de haber situado la economía circular en la órbita político-empresarial durante el Foro de Davos de 2013. Según sus estimaciones antes de la pandemia, podría hacer crecer el PIB europeo hasta un 11% en 2030 y un 27% en 2050. La Comisión Europea también calculó que la economía circular podría generar un beneficio de 1,8 billones de euros en la Unión Europea para el 2030, un ahorro en materias primas de 600.000 millones de euros y la creación de 580.000 nuevos puestos de trabajo, unos 70.000 de ellos en España. Ahora muchas ciudades, comunidades y países comienzan a practicar algunas estrategias circulares: minimizar residuos, evitar el desperdicio alimentario, compostar desechos biológicos, reparar, reutilizar, reciclar, etc.
Stahel también es miembro de pleno derecho del Club de Roma desde 2012, un think tank fundado en 1968 por un grupo de científicos y políticos preocupados por mejorar el futuro de la humanidad de manera interdisciplinar y holística, hoy un foro de discusión de 100 profesionales que pueden sugerir informes para ser publicados. «El mayor logro del Club de Roma fue publicar en 1972 Los límites del crecimiento», rememora. Aquel estudio fue un hito. A través de simulaciones informáticas, advertía de que, si la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de recursos seguían aumentando, se alcanzarían los límites absolutos del crecimiento en la Tierra en los siguientes cien años. La cuarta revisión del informe, en 2012, describió la situación planetaria como «bailar alrededor de un volcán». «Estamos alcanzado los límites del crecimiento. De momento, más en el lado de los residuos y del CO2 en la atmósfera, que en el de los recursos», reflexiona.
Como en el engranaje de un reloj suizo, incluso los hobbies de Stahel están en consonancia con la economía circular: «Me gusta adaptar edificios históricos a las necesidades del siglo XXI; mi casa es de 1756. También los coches antiguos, tengo dos de 1969. Además, observar si surgen nuevas ideas (la mayoría son nuevos nombres para las antiguas)».
[Este contenido procede de Mujer Hoy. Lee el original aquí]