5 elementos para una recuperación sostenible de la UE tras la crisis de COVID-19
La Unión Europea (UE) está pagando un altísimo precio por la crisis del coronavirus. Por lo que sabemos hasta la fecha, la economía de la UE podría contraerse entre un 7 y un 10%. La respuesta clave para saber de qué manera se recuperará la UE y cómo será su (futuro) se sabrá cuando la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presente el plan de recuperación de la UE en Bruselas. Aunque sabemos que el plan estará vinculado al presupuesto de la UE para 2021-2027, conocido como marco financiero plurianual, o MFP, y dará al bloque una gran capacidad de endeudamiento, aún se desconocen detalles cruciales.
Hasta hace poco, hemos sido testigos de las disputas de la UE por la gestión de la crisis de la eurozona y de los refugiados. En base a esas experiencias, y en estrecho contacto con expertos de Italia, Alemania, Francia, España y otros países, hemos identificado cinco elementos esenciales para lograr el éxito del plan de recuperación de la UE y, en última instancia, para (garantizar) la viabilidad a largo plazo de los países europeos, y de la propia Unión como tal.
1. Puestos de trabajo
Sabemos que se producirá un elevado paro como consecuencia inmediata de la crisis sanitaria. Se prevé que en toda la UE la tasa de desempleo pase del 6,7% de 2019 a casi el 10% en 2020. Italia y España serán los más afectados, además de Grecia o Eslovaquia. El plan de recuperación anunciado esta semana debe abordar esa realidad con determinación.
2. Adecuar el “tempo”
Nuestras economías necesitan el dinero ahora. No el próximo otoño, no el año que viene. La crisis económica de 2008 nos ha enseñado que esta vez no podemos esperar ni perder el tiempo. La UE debe financiar rápidamente proyectos que tengan un efecto rápido.
3. Orientación al futuro
Como ya hemos comentado en nuestro último informe, “simple” no equivale a “estúpido”. Lograr que la UE suscriba proyectos de tamaños y niveles de complejidad diversos, vinculados a las tecnologías disponibles, que inyecte nuevo vigor a la economía europea y haga que los ciudadanos se reincorporen ahora a sus puestos de trabajo. Es importante gastar el dinero de manera inteligente y con vocación de futuro. Entre los ejemplos de inversiones (en ese sentido) se incluye la renovación ecológica de viviendas, una mejor gestión de los residuos y el agua, redes paneuropeas para sustituir de forma permanente el transporte altamente contaminante en CO2, etc.
4. Sostenibilidad
El plan de recuperación debe dar prioridad a la transición a una Europa más verde y más digitalizada. En otras palabras, debemos poner el Pacto Verde Europeo de Von der Leyen en el eje central de la recuperación. Incluso durante la crisis del coronavirus y en medio de una gran turbulencia en el mercado energético, la actividad económica en el sector de las energías renovables se ha mantenido a buen ritmo.
¿Por qué ha ocurrido? Porque los costes de la energía limpia siguen cayendo, y sabemos que una vez superada la crisis del coronavirus, la crisis climática seguirá ahí. En un mundo que valora cada vez más las tecnologías innovadoras y bajas en carbono y las operaciones comerciales más digitalizadas y eficientes en el uso de los recursos, focalizar los fondos de recuperación en la economía limpia hará que se incremente la competitividad de la UE en las próximas décadas.
5. Visibilidad
El dinero debería ir de Europa a los ciudadanos. Los recursos del plan de recuperación deben “etiquetarse” como “dinero de la UE”. Esta vez tendríamos que evitar que los políticos locales se pusieran la medalla de haber sido ellos quienes, supuestamente, ayudaron a ciudadanos, empresarios en riesgo de cierre o desempleados, y no Europa. El plan merece tener un nombre europeo. Esta visibilidad de la solidaridad europea es de suma importancia política para el futuro de la UE.
Estos últimos meses han sido difíciles para todos. Ahora, la Comisión Europea tiene ante sí la titánica tarea de trazar un camino económico para avanzar. La audaz propuesta de Alemania y Francia la semana pasada es un buen punto de partida. Sabemos que el camino no será fácil, pero si en esta etapa inicial crucial de la recuperación la Comisión sigue estas directrices, estamos convencidos de que la UE saldrá más fuerte y mejor preparada para el futuro.