Agua y residuos: los retos del turismo sostenible para cumplir el nuevo marco normativo
El sector turístico transita desde hace tiempo hacia un escenario de gestión sostenible desde una triple perspectiva : económica, medioambiental y social. Según los expertos, todos estos elementos deben considerarse de forma conjunta en la estrategia de sostenibilidad de cada empresa turística de modo que queden integrados en su modelo de negocio.
Todos los sectores económicos se encuentran inmersos en este cambio en materia de responsabilidad ya que esta transformación no solo afecta a un cambio regulatorio sino que supone un gran cambio de mercado global económico a nivel mundial.
En este contexto el impacto regulatorio va a ser muy intenso en los próximos 5 años, porque es un marco completamente nuevo que afecta a todas las empresas. El regulador ha buscado de manera intencionada introducir cambios en las grandes empresas de manera que acaben impactando en las pequeñas. Esta es claramente una estrategia diseñada para provocar un cambio global y un impacto estratégico y transversal que supera a la RSC tradicional.
Nuevas normativas
Desde el 2022 y a lo largo del 2023 han entrado las grandes normativas, el sector ha tenido que adaptarse a la nueva directiva de Informes de sostenibilidad CSRD, la taxonomía europea y los Estándares Europeos de Sostenibilidad.
Pero en los próximos años (2025-2026) va a continuar entrando en cascada toda una normativa para empresas de más de 250 empleados como la Due Diligence Cadena de Suministro Sostenible y la aplicación CSRD. De manera indirecta el acceso a financiación sostenible y las relaciones comerciales con grandes empresas afectará a las que estén por debajo de este umbral, por lo que todo el sector turístico español estará bajo estos nuevos estándares.
Lejos de verlo como un reto complejo, las compañías que aborden esta cuestión en clave de oportunidad "verán reforzado su negocio y, en consecuencia, serán más competitivas" explica Begoña Pastor, responsable de marco regulatorio y relaciones estratégicas de Ângela Impact Economy que aconseja entender el cambio dentro de una empresa de manera transversal (finanzas, compliance, gobernanza y sistema operativo y estratégico).
El impacto ambiental y la reducción de la huella de carbono de la actividad turística son también aspectos ineludibles para el sector. Varios son los factores que influyen, pero hay cierta unanimidad en destacar los tres principales: consumo de energía y agua y gestión de los residuos.
La transparencia que impregna toda la normativa en materia de sostenibilidad obliga a las empresas a informar de manera exhaustiva, lo que supone que tendrán que hacer frente al reto de manejar un gran número de datos y ser capaces de aportar información de calidad y fiable a sus financiadores, inversores y clientes o colaboradores.
Sobre su consumo de energía, la empresas turísticas deberán reportar el total y la proporción de energía renovable en su mix de consumo energético, "la empresa también explicará los planes para gestionar, es decir, transformar, desmantelar o eliminar progresivamente los activos y productos que consumen mucha energía y producen gases de efecto invernadero" añade Begoña Pastor. En un plano operativo, esto afecta a cuestiones como el consumo de electricidad, la instalación de sistemas de energías sostenibles, el acristalamiento de ventanas y cerramientos o la regulación de la climatización, entre otros aspectos.
El consumo de agua es otro factor clave, especialmente en un país como España con un riesgo de estrés hídrico cada vez mayor, "las empresas deben divulgar los objetivos que haya fijado en relación con el agua, especialmente aquellos que atañen a la mejora de su calidad y a la reducción de su consumo", aseguran los expertos. La huella hídrica del turismo ya está empezando a medirse en muchas ciudades y cada empresa debe hacer su propio ejercicio para informar de sus consumos y cómo optimizarlos en riegos, mantenimiento de piscinas, drenajes de aguas pluviales, tuberías o maquinaria utilizada para proporcionar productos o servicios de bajo uso de agua, por poner algunos ejemplos.
La gestión de residuos en la actividad turística es otro de los grandes retos ya que las empresas generan una gran cantidad de residuos de plástico, cartón, papel, vidrio, latas, residuos orgánicos (la mayoría procedentes de cocina y restaurante), líquidos o los considerados como peligrosos. Es por ello por lo que la nueva normativa obliga a divulgar la información de la cantidad total de residuos generados por sus propias operaciones, así como sus políticas sobre residuos y economía circular, incluyendo información sobre cómo va a abandonar el uso de recursos vírgenes y sustituyéndolo por reciclados y su abastecimiento y uso sostenible de recursos renovables.
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de Europa Press. Lee el original aquí]