Cartif coordina un proyecto europeo para valorizar los residuos del aceite de cocina usado
Las empresas que realizan la limpieza del aceite de cocina usado para la producción de biodiesel se encuentran en la actualidad con un problema, qué hacer con los residuos del proceso. En concreto, el residuo se genera en dos partes del proceso, en la fase de pretratamiento sólido y durante el refino. Con el objetivo de valorizar estos desechos, que en la actualidad suponen un coste para las empresas, cuatro socios españoles coordinados por el centro tecnológico Cartif de Valladolid participan en Valuvoil, un proyecto LIFE de la Unión Europea que cuenta con un presupuesto cercano al millón de euros.
Esta semana, los diferentes socios se reunieron en Valladolid para dar las últimas pinceladas al proyecto y coordinar el inicio de los trabajos, que se extenderán hasta febrero de 2013. Según ha explicado a DiCYT Carlos Ordax, uno de los investigadores del Área de Biocombustibles de Cartif que trabaja en el proyecto, el objetivo no es otro que convertir estos desechos en un producto útil y así “cerrar el ciclo”. “La idea es buscar soluciones a esos residuos y consideramos que una de las mejores sería la digestión anaerobia”, detalla.
En primer lugar el estudio se llevará a cabo a nivel de laboratorio, donde se analizará el aceite vegetal usado. Los trabajos se centrarán después en la optimización de la digestión anaerobia, es decir, en “determinar cuál es la mejor manera de llevar a cabo el proceso para que tenga buen rendimiento”. Esta parte inicial será realizada por una empresa de reciclaje y un centro de investigación.
Con los datos obtenidos, Cartif se encargará de del diseño y construcción de un prototipo y la realización de los ensayos con la ayuda del resto de socios. El experimento piloto contará con un reactor-digestor de aproximadamente de un metro cúbico de capacidad, “no muy grande”, pero que permitirá comprobar desde un punto de vista técnico y energético el potencial de procesado industrial, tomando como ejemplo el procesado anual de 20.000 toneladas de aceite usado.
Una vez tratados, estos residuos y subproductos se convertirán en biogás útil para la producción de energía termoeléctrica. Para completar el ciclo de reciclaje y aprovechar todos los residuos, el resto de componentes orgánicos serán tratados para convertirse en biofertilizantes y bioestimulantes para la agricultura, por un lado, y en gas de síntesis para reforzar la producción de energía termoeléctrica, por otro.
“Se pretende obtener biogás directamente de la digestión anaerobia, pero también se va a estudiar la cualidad de estos residuos como fertilizante de suelos o para producir electricidad mediante gasificación mezclado con otros residuos”, puntualiza Ordax.
El proyecto está orientado para no diferenciar entre aceite vegetal doméstico o de restauración, puesto que el tipo de aceite y el tratamiento a realizar será similar en ambos casos. Además, el desarrollo que se va a realizar dentro del trabajo tiene también como objetivo estandarizar el aceite refinado con destino a producción de biodiésel, independientemente del tipo de aceite de partida.
El proyecto concluirá con el estudio de la viabilidad técnica y económica del proceso y de las mejoras que se deberían realizar “para intentar dar una solución a las empresas que tienen ese problema”. “La idea es dar una solución a este tipo de empresas. Creemos que es viable pero tenemos que demostrarlo y, si es así, queremos que no sea sólo una solución a esta empresa sino también a los fabricantes de biodiesel o las compañías que tratan aceites usados de cocina”, señala el investigador.
Artículo original de Cristina G. Pedraz. Vía DiCyt