Valorización de cenizas de fondo de incineradores: desafíos y oportunidades para la gestión sostenible de residuos
La transformación de los residuos en recursos constituye uno de los grandes retos de la economía circular. Entre las alternativas más destacadas se encuentra la valorización de las cenizas de fondo de incineradores (IBA, por sus siglas en inglés), subproducto generado en plantas de conversión de residuos en energía (EfW). Este material, tradicionalmente considerado un desecho complejo, puede convertirse en una fuente secundaria de recursos valiosos: por un lado, mediante la recuperación de metales ferrosos y no ferrosos, y por otro, a través de la producción de áridos manufacturados destinados a aplicaciones en la construcción y las obras públicas, cumpliendo incluso normativas técnicas como la serie 600 SHW en el Reino Unido.
Pese a estos avances, el tratamiento del IBA plantea importantes desafíos operativos. Su naturaleza abrasiva, compuesta por fragmentos de hormigón, vidrio, cerámica y metales, genera un desgaste acelerado en equipos como las bandas transportadoras. A ello se suma su exposición a condiciones climáticas cuando se almacena en exteriores, lo que incrementa su contenido de humedad y dificulta su manipulación. Además, las propiedades cementantes del material favorecen la aparición de puntos calientes y obstrucciones durante el almacenamiento y procesamiento. Todo esto repercute en problemas como derrames, acumulaciones y bloqueos, con consecuencias directas en la seguridad laboral, la eficiencia productiva y la continuidad de la cadena de suministro.
Frente a estas limitaciones, se han desarrollado estrategias técnicas y organizativas orientadas a mejorar el rendimiento de las plantas de valorización. Entre ellas destacan:
- Sistemas avanzados de transporte y limpieza, que reducen la acumulación de material y minimizan la corrosión y el desgaste.
- Mantenimiento preventivo y predictivo, que permite anticipar fallos en elementos críticos como rodillos, rodamientos o tensores.
- Gestión integral del espacio y del orden en planta, donde la limpieza y la organización se reconocen como indicadores de eficiencia, seguridad y cultura operativa.
- Capacitación continua del personal, clave para detectar a tiempo incidencias y aplicar protocolos de actuación que aseguren la resiliencia de las operaciones.
La experiencia en plantas de tratamiento de IBA demuestra que la integración de soluciones tecnológicas con buenas prácticas de gestión es esencial para alcanzar un equilibrio entre productividad, sostenibilidad y seguridad. Más allá de la innovación en equipos, el factor humano y la cultura organizativa resultan determinantes para garantizar el éxito de la valorización de residuos.
En este sentido, la recuperación de materiales a partir de IBA no solo representa una alternativa para reducir la presión sobre los vertederos y las materias primas vírgenes, sino que también ejemplifica cómo la combinación de tecnología, formación y gestión eficiente puede transformar un residuo complejo en un recurso estratégico para la economía circular.
[Este contenido procede de Recycling Magazine Lee el original aquí]






