Cartón: una opción viable y sostenible para reducir residuos
El Parlamento Europeo busca alcanzar un 55% de reciclaje de plásticos para 2030, promoviendo alternativas más sostenibles. Fruto de ello, se están estableciendo diferentes medidas para conseguir los objetivos, entre las que destaca, por ejemplo, la regulación de las bolsas de plástico y la obligatoriedad de cobrarlas.
En este contexto, el cartón se presenta como una opción viable, ya que es biodegradable, reciclable y eficiente para reducir la huella ambiental de los envases.
Sin embargo, cuando se convierte en residuo, el cartón no está exento de desafíos: es un material que puede cortar, que ocupa un gran volumen respecto a su peso y que puede dar cobijo a insectos o animales si hablamos de un almacén en el que la naturaleza no está lejos.
En este sentido, las prensas de cartón juegan un papel fundamental, ya que permiten a las empresas compactar sus residuos de cartón de manera eficiente, optimizando recursos y reduciendo los costes de gestión.
En primer lugar, permiten reducir los costos asociados a la gestión de residuos, ya que al comprimir el cartón, se disminuye la cantidad de espacio necesario para su almacenamiento y transporte. Esto significa que las empresas pueden reducir la frecuencia de recogida de residuos, lo que impacta directamente en sus gastos operativos.
Además, al compactar el cartón, se optimizan los recursos logísticos. Menos espacio y menos viajes de transporte implican menores costes de combustible y una disminución en las emisiones de carbono. Las empresas que invierten en esta tecnología también mejoran su eficiencia interna, dedicando menos tiempo y recursos humanos a la gestión de residuos, lo que se traduce en una mayor productividad.
El cartón prensado es ideal para el reciclaje porque, al comprimirlo, se obtiene un material más compacto y homogéneo, lo que optimiza su proceso de reciclaje. El proceso de reciclaje del cartón es bastante eficiente y comienza con la recogida y transporte de los residuos a las plantas de reciclaje. Una vez allí, el cartón prensado pasa por una fase de clasificación, donde se separa en función de su calidad y tipo.
Después, el material es sometido a un proceso de trituración y desintegración, donde se mezcla con agua para formar una pasta o pulpa. En esta etapa, se añaden productos químicos que permiten eliminar impurezas, como tintas o adhesivos, dejando una pulpa limpia.
Una vez purificada, la pulpa pasa a la etapa de reformado, donde se transforma en láminas de cartón reciclado que luego se secan y se preparan para su uso en nuevos productos. Este proceso no solo permite reutilizar el cartón varias veces, sino que también reduce el consumo de recursos vírgenes, promoviendo una economía circular y sostenible.
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de Diario Abierto. Lee el original aquí]