Científico reproduce la estructura de los insectos para crear "plástico" biodegradable
El plástico es un material desechable muy difícil de degradar. Las personas de todo el mundo han tomado conciencia de esto y en los últimos años se ha intentado reducir su consumo. Javier Fernández, doctor en nanobiotecnología de la Universidad de Barcelona, investigador en Harvard y docente de la Singapore University of Technology and Design, le ha dado un enfoque ecológico a su carrera: intenta reducir el uso del plástico y ya tiene un posible reemplazante, se trata del quitosano.
Ya lleva tres publicaciones científicas en torno a este material biodegradable que podría desterrar al plástico. Estudiando las propiedades de los caparazones de crustáceos e insectos dio con la base para crear a lo que llamó shrilk, que consiste en una mezcla cuya base es el quitosano y fibroína una proteína propia de la seda.
El investigador intentó reproducir la estructura rígida de los insectos para diseñar dicho material que posee el doble de fuerza que el plástico y además es biodegradable.
Javier Fernández afirma que “a raíz de la publicación hecha hemos recibido varios llamados de empresas interesadas en implantar en su industria el uso del material”, con motivo de reducir el uso de plástico en la industria. Además la industria médica también se ve beneficiada con este hallazgo, pues podría utilizarse en varias aplicaciones que van desde la cura de hernias o incluso la piel artificial. El único pero es que el uso de la seda encarece bastante la producción del producto. No obstante, Fernández no se queda atrás, pues ya dio con la fórmula exacta para reproducir el quitosano sin utilizar seda.
Sin embargo, ¿por qué si se trata de tal maravilla su uso no se ha industrializado hasta ahora? Si bien su descubrimiento se remonta al siglo XIX, al introducirse el plástico a la industria se tornó muy popular y se detuvieron las investigaciones en relación al quitosano. No fue hasta los años 70 que comenzó la preocupación por el uso de materiales sostenibles y amistosos con el medioambiente que se reabrieron investigaciones en torno a este material natural.
El científico apuesta a que en un par de años la producción de quitosano sea a gran escala y añade que “El uso de bolsas de plástico es algo que se puede solucionar sin problemas, pues existe la alternativa de la bolsa de tela, mas el uso de plástico a gran escala sí necesita de un gran desarrollo tecnológico con materiales innovadores que no causen impacto ambiental”.
El científico afirma que es el segundo material más abundante del planeta seguido de la celulosa y que en el mar habría capacidades para llenar incluso 10.000 camiones de éste.