Científicos de Vigo crean implantes óseos aprovechando los descartes de dientes de tiburón
Nadie habría sospechado que los temidos dientes de tiburón podrían servir para hacer implantes óseos. Pero los miembros del grupo de Nuevos Materiales de la Universidad de Vigo, enmarcados en el proyecto Biocaps -a medias con los hospitales públicos de la ciudad-, han logrado obtener cerámicas biológicas a partir de los dientes de tintoreras y marrajos. Testados en los ámbitos de la traumatología y la odontología, estos innovadores implantes podrían estar en un breve período de tiempo en el mercado.
Pío González, coordinador del grupo de Nuevos Materiales, señala que el proyecto partió, hace tres años, de la idea de revalorizar los descartes marinos. "Buscábamos aprovechar aquellos restos que se desechan en las lonjas, todo lo que va a tirarse, para sacarle un valor añadido". El grupo de científicos del proyecto firmó un acuerdo con la empresa Copemar, que realiza sus faenas en el Índico. En sus salidas a mar abierto es frecuente que atrapen diferentes tipos de tiburón. La pesquera se configura como su principal vía de obtención del producto, que de otra forma habría sido descartado por la industria.
El proceso de obtención de las biocerámicas es sencillo. "No se precisan equipos sofisticados, se podría implementar fácilmente a escala industrial", explica Pío González. El proceso pasa por la deconstrucción del diente con el fin de obtener el mineral necesario para realizar los implantes: se trata de la apatita, una partícula presente en el hueso humano y también en el del tiburón. Los dientes de los escualos se lavan, se secan y se muelen. Después se someten a un proceso de pirólisis, para eliminar cualquier resto orgánico. El resultado de todo esto es una especie de granulado que se introducirá en el hueso y así realizar los implantes.
Estas cerámicas se vienen utilizando para relleno óseo, como pudiera ser el caso de un dentista que tuviese que realizar un implante de titanio. La dentadura no tiene la cantidad suficiente de hueso para que la prótesis se asiente adecuadamente. Es entonces cuando abren y rellenan la cavidad con un biomaterial que contenga estas partículas de apatita o hidroxiapatita, cierran la zona y esperan unos meses para que se regenere el hueso. Una vez regenerada la zona, colocan el implante de titanio que conformará el nuevo diente.
La mayor parte de las veces se prefiere introducir las apatitas en un granulado de mayor tamaño . Así se genera una estructura porosa similar a del hueso, permitiendo que surja materia ósea por en medio de la nueva.
Hasta ahora el material más empleado en estas operaciones para implantes era el hueso bovino, pero se ha puesto en duda recientemente debido al riesgo de transmisión de la enfermedad de las vacas locas. Las dentaduras de los tiburones atesoran gran cantidad de apatitas, compuestos que contienen gran cantidad de fosfato cálcico, muy demandado para regenerar tejido óseo. Por ello, esta alternativa de aprovechamiento de los recursos marinos adquiere tanto valor. Nunca hasta ahora el diente de un escualo había resultado tan inofensivo y a la vez tan útil.
Gervasio Varela (cc)