El sector del corcho se consolida en la economía circular
Entre las industrias que trabajan siguiendo las pautas de comportamiento medioambiental ajustadas al modelo de Economía Circular, el sector corchero ha demostrado la sostenibilidad en todos sus procesos de producción y su firme apuesta por la I+D en los últimos años, posicionando al tapón de corcho como la opción sostenible indiscutible tanto para bodegueros como consumidores.
España es el segundo productor mundial de corcho por detrás de Portugal, cuenta con 506.000 hectáreas de alcornocales que representan un 25% del total mundial. Al año se extraen 88.400 toneladas de corcho que suponen el 30% de la producción de corcho a nivel mundial. Cataluña, Andalucía y Extremadura son las principales comunidades autónomas que concentran a más de 150 empresas, generando alrededor de 2.000 puestos de trabajo que ascienden hasta 3.000 durante la época de saca del corcho (junio-septiembre).
El sector corchero español produce 3.000 millones de tapones al año y más del 50% de la facturación se debe a las exportaciones. Los mercados europeos son el principal destino, con una respresentación del 80%. Francia, Portugal e Italia son los principales compradores.
El ciclo de la industria del corcho se completa con el reciclaje de los tapones de corcho, actividad que implica un reducido coste energético. Los tapones recogidos se trituran y el granulado obtenido se utiliza para fabricar productos de corcho no destinados a la alimentación, como materiales para la construcción o la creación de objetos de uso doméstico y artístico siguiendo la tendencia del ecodiseño. Estas prácticas de reciclaje del corcho afianzan aún más su contribución a la sostenibilidad del medioambiente, avalando los principios establecidos por la Economía Circular.
Albert Hereu, portavoz de la Iniciativa Cork, considera que “el sector corchero español es un aliado clave en el proceso de transición hacia una Economía Circular que produzca múltiples beneficios y genere un desarrollo socioeconómico más sostenible, desvinculado del uso indiscriminado de recursos no renovables”. Asimismo, ha señalado que “la actividad desarrollada por la Iniciativa Cork, centrada en difundir y concienciar sobre la importancia de apostar por un producto natural y nacional como el tapón de corcho, es fundamental si queremos progresar hacia un modelo de economía sostenible y de reducido impacto medioambiental”.
Diversas investigaciones confirman que el corcho retiene más CO2 del que emite, por lo que las bodegas que utilizan tapones de corcho para cerrar sus vinos y espumosos reducen el balance de CO2 de sus botellas. Un bosque alcornocal tiene la capacidad de fijar 6 toneladas de CO2 por hectárea al año, de este modo, los bosques alcornocales del Mediterráneo capturan cada año más de 14 millones de toneladas de CO2.
Es un material natural renovable, su extracción no causa ningún impacto negativo y no requiere la tala del árbol, ya que los alcornoques tienen la capacidad de regenerar la corteza de corcho que se les ha quitado y su extracción no causa ninguna contaminación al ser realizada por medios manuales.
Entre los beneficios ambientales de los bosques de alcornocales destacan la conservación del subsuelo vegetal, la retención de agua, la protección de las marismas, el control de la erosión y, por tanto, la desertización y la prevención de incendios fruto de su carácter ignífugo, entre otros.