El sistema Sogama en Galicia a la altura de Europa
Con motivo de su participación en el curso “Paisaje y Territorio”, celebrado en la localidad lucense de Guitiriz la pasada semana, el presidente de Sogama, Luis Lamas, habló de la contribución de esta empresa pública a la protección del medio ambiente y el paisaje, toda vez que gracias a la actividad desarrollada por la misma, la Xunta de Galicia ha conseguido eliminar los más de 300 vertederos y 3.000 puntos de vertido ilegal contabilizados en nuestra comunidad durante los años 90.
Lamas se mostró satisfecho al confirmar que ya no queda ningún vertedero incontrolado en Galicia, procediéndose el año pasado al sellado y clausura del último, perteneciente a uno de los municipios de la montaña luguesa: Negueira de Muñiz.
A pesar de que ya ha trascurrido más de una década desde la puesta en funcionamiento del complejo medioambiental de Cerceda (A Coruña), su máximo responsable se lamentó de que todavía siga estando bajo sospecha, por “obsoleto y contaminante”, toda vez que es una copia de lo que se está haciendo en los países más avanzados de la Unión Europea, que cumplen con rigor la normativa vigente en la materia, priorizando el principio de las tres erres (reducción, reutilización y reciclaje), que complementan con la recuperación energética de la parte no reciclable.
Respecto al grado de colaboración de la ciudadanía gallega en la correcta gestión de los residuos, desveló que “tenemos un problema de separación en origen”, toda vez que a la planta de clasificación de envases de la entidad llega todavía poco material procedente de la recogida selectiva del contenedor amarillo, cuantificándose en el 2013 en aproximadamente 21.000 toneladas; una cifra que debe ser incrementada si realmente queremos contribuir al reciclaje y alcanzar los beneficios asociados al mismo.
En este sentido, apeló a la responsabilidad compartida, ya que los residuos generados por todos y cada uno de nosotros también son competencia de todos y cada uno de nosotros; una labor que, tal y como apuntó, no es delegable.
Respecto a la basura convencional que llega al complejo industrial de Cerceda, anunció que éste ya ha alcanzado su tope máximo de productividad, incrementado de forma exponencial durante los últimos años. Arremetió contra los que critican el sistema, recordando que diversos concellos que en su momento dijeron no a Sogama, fueron luego los primeros en adscribirse al mismo, viéndose desbordadas todas las previsiones iniciales.
Defendió la valorización energética como tratamiento finalista e insistió en esta denominación porque la experiencia y los datos acreditan que las plantas de compostaje industrial no funcionan correctamente, ya que el abono producido, al no reunir los requisitos de calidad, no puede colocarse en el mercado, siendo su destino la eliminación a través de vertedero. Caso distinto es el compostaje doméstico, que, a juicio de Lamas, ha demostrado con creces sus ventajas.
No obstante, cuestionó el emplazamiento de la infraestructura central de Sogama, ya que se encuentra alejada de núcleos poblacionales, lo que impide que éstos se puedan beneficiar del calor generado en la misma; una situación que no se da en los países del norte de Europa, en donde las plantas de recuperación de energía a partir de residuos se ubican en el centro de las ciudades.
AVAL DE LA UE
Se mostró orgulloso de que la Unión Europea, a través de una evaluación ex post publicada a mediados del año 2012, corroborase y ensalzase los beneficios ambientales, económicos y sociales de la entidad, teniendo en cuenta que hay muchos proyectos financiados con fondos europeos que jamás han llegado a cumplir la función para la que fueron diseñados. Y como ejemplo puso la planta de compostaje de la Mancomunidad del Morrazo (Pontevedra), que, a pesar de contar con una inversión de 3 millones de euros, en ningún momento llegó a operar, reconvirtiéndose en planta de transferencia.