Incertidumbre y retrasos en el camino hacia la COP26 de Glasgow
Aunque cada vez más voces consideran que la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26) debe ser un momento clave para la acción climática internacional, las últimas noticias no invitan al optimismo. Según el último informe de la ONU, la suma de todos los planes de recorte de emisiones de efecto invernadero presentados por los diferentes Gobiernos del planeta supone apenas una reducción para 2030 de apenas el 1% frente a las del año 2010, lejos del 45% que recomienda la comunidad científica. Una realidad que de momento se aleja mucho de los compromisos del Acuerdo de París, motivo por el cual un grupo de países, encabezados por la Unión Europea y el Reino Unido, reiteran las llamadas a la comunidad internacional para que aumenten su ambición climática.
A la falta de objetivos a la altura de la situación se suman las crecientes dificultades que muchos países están encontrando en la preparación de la cita, que se desarrollará el próximo mes de noviembre en la ciudad escocesa de Glasgow (Reino Unido). Y es que la misma pandemia de coronavirus que supuso el retraso de un año de la COP26 está obligando a realizar las negociaciones previas a la cumbre de manera telemática, una fórmula que está encontrando importantes resistencias por parte de varios países en vías de desarrollo, entre los que se encuentran algunos de los lugares más vulnerables a los efectos del cambio climático.
Según apuntan medios británicos, las negociaciones climáticas podrían enfrentarse a aún más retrasos ya que el riesgo de pandemia de coronavirus sigue siendo demasiado alto para reunirse en persona y hay países clave que no están de acuerdo en entablar negociaciones formales a través de Internet. En concreto, la mayor resistencia a la celebración de conversaciones en línea proviene de países como Irán, Pakistán e India, que han pedido “más tiempo” para consultar con sus gobiernos sobre cómo proceder ya que consideran que las negociaciones telemáticas colocan “en situación de desventaja” a muchas naciones en vías de desarrollo. La principal objeción que presentan estos países que las malas conexiones a Internet podrían dificultar la participación plena de los negociadores de los países más pobres. Además, también hay problemas por las diferencias de zona horaria, ya que muchos participantes, especialmente en Asia, tendrán que trabajar en medio de la noche.
En cualquier caso, la incertidumbre sobre las conversaciones previas generan aún más interrogantes sobre el destino de la COP26. Aunque el país organizador, Reino Unido, mantiene su intención de celebrar negociaciones en persona en Glasgow, el presidente del evento, Alok Sharma, ya ha asegurado que su equipo estaba “tomando en cuenta las posibles contingencias”. Por ahora, este político británico se reafirma en su intención de que la proxima COP sea “la más inclusiva de todos los tiempos”, pero por el momento su Gobierno ha evitado aclarar si se requerirá la vacunación de los delegados.
A pesar de las dudas, precisamente el británico Alok Sharma, junto con vicepresidenta cuarta del Gobierno, Teresa Ribera, y el nuevo ministro de Medio Ambiente de Italia, Roberto Cingolani, han participado recientemente en un acto climático organizado por la embajada británica en España para abordar el camino a la Cumbre del Clima COP26. “Este 2021 es un año en el que tenemos que demostrar que hacemos aportaciones precisas para alcanzar el Acuerdo de París, aunque por el momento no partimos con buenas noticias“, ha lamentado Ribera.
La también ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico ha tildado de “dramáticos” los efectos del cambio climático en amplias zonas del mundo, lo que en su opinión pone de manifiesto hasta qué punto es la lucha climática “un reto inminente de progreso o de exclusión”. Para evitar una catástrofe global, Ribera considera que hay que “armar” unas contribuciones que “nos permitan fijar algo creíble con respecto a la senda de reducción de emisiones a medio y largo plazo“, con el objetivo de finalizar la COP26 con un mapa claro de hojas de ruta de los países que permita “lograr la plena descarbonización con sendas concretas y orientaciones para los inversores y la sociedad”.
En este sentido, la titular de medio ambiente ha querido reivindicar el espíritu de la COP25 celebrada en Madrid en 2019 bajo la presidencia de Chile. Y es que, a pesar de cerrarse sin ningún progreso importante en materia de aplicación del Acuerdo de París, esta cita es considerada por Ribera como un momento “sorprendente y entusiasta”, donde se hizo visible el apoyo transversal del que goza la lucha climática, ya que supuso la confirmación de que todos los actores públicos y privados “están reclamando una respuesta congruente con la agenda del clima”.
[Esta noticia fue publicada originalmente en El Ágora. Lee el original aquí]