La 'nube' de internet consume más energía que regiones enteras y seguirá en aumento
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El Burgo de Ebro, Villanueva del Gállego o Huesca, en Aragón; Talavera de la Reina, en Castilla-La Mancha; el polígono industrial Julián Camarillo, en el distrito de San Blas-Canillejas; Paterna o Cornellà saben que los datos no vuelan, sino que se gestionan en edificios mastodónticos que han sido construidos o que se edificarán próximamente en terrenos de sus localidades. Esas construcciones se conocen como centros de datos, y su finalidad se centra en "administrar las interacciones de los usuarios con herramientas de software basadas en servidores y portales web", según explicaba el investigador Altanshagai Batmunkh en su estudio Huella de carbono de las plataformas de redes sociales más populares (2022).
Marina Otero Verzier (A Coruña, 1981), galardonada con el Premio Wheelwright de la Universidad de Harvard y receptora en 2011 de la beca prestigiosa beca Fulbright, ha investigado durante años la infraestructura física que deriva de los usos de internet. Afirma que "no es nuestra culpa que nos imaginemos la 'nube' así", inmaterial, porque "es que nos lo han vendido de esa manera". "Ha sido una campaña muy buena de comunicación hacernos pensar que la información digital es etérea", dice.
Consumo de energía de los centros de datos
Altanshagai Batmunkh certificaba en su estudio que los centros de datos consumen "mucha energía y agua", lo que contribuye a las "emisiones de dióxido de carbono que son perjudiciales para el medio ambiente". Greenpeace elaboró en 2017 el informe 'Clicking Clean', en el que estimaba que la huella energética del sector de las tecnologías de la información equivalía en ese momento a un consumo de, aproximadamente, el 7% de la electricidad mundial, y vaticinaba que ese porcentaje se triplicaría para 2020. Se basaban en la premisa de que la huella energética de internet iba a aumentar, principalmente por el impulso de "un crecimiento de nuestro consumo individual de datos", que finalmente se ha producido con la alta demanda de los vídeos en 'streaming' y la implantación de la inteligencia artificial (IA).
Según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (2020), los centros de datos globales consumen 205.000 millones de kWh (kilovatio/hora) y emplean alrededor de 4,4 kilos de CO₂ por kWh. El investigador húngaro y autor del estudio mencionado, comparaba este consumo con el de las emisiones promedio de las fábricas de minería de carbón, que era cuatro veces menor. Y daba un segundo ejemplo esclarecedor: "Ver 30 minutos de Netflix genera 1,6 kilos de CO₂, lo que equivale a conducir 4 millas (unos 6,5 kilómetros)". María Prado, responsable de la campaña de Energía de Greenpeace España, destaca que "cada clic impacta y, aunque no vemos salir el humo de nuestros ordenadores, sí que hay un humo detrás que sale".
El consumo de energía de los centros de datos se ha multiplicado en los últimos años, principalmente por las inversiones que multinacionales como Meta, Microsoft, Amazon o Alphabet, cuya principal subsidiaria es Google, han destinado a la investigación del potencial de la IA. El 'Informe sobre la economía digital 2024' de Naciones Unidas revelaba que los centros de datos, que según cifras de la Agencia Internacional de la Energía utilizaron un total de 460 TWh en 2022, consumieron ese año más electricidad que toda Francia (459 TWh). Esa cantidad, desvelaba el informe, "podría duplicarse con creces hasta alcanzar los 1.000 TWh en 2026".
En España
En España también se han hecho analogías de ese tipo. Amazon Web Services se instaló hace unos años en Aragón, donde dentro de diez años sus centros de datos estarán funcionando a pleno rendimiento. El consumo energético de la Región Cloud de AWS en Aragón, lanzada en noviembre de 2022 y con emplazamientos en los municipios aragoneses de Huesca, Villanueva de Gállego y El Burgo de Ebro-La Cartuja, superará los 10.900 GWh por año, según la información del estudio de impacto ambiental del Plan de Interés General (PIGA), un documento que recientemente ha salido a exposición pública.
El Periódico de Aragón, del mismo grupo editorial que este diario, Prensa Ibérica, informó en diciembre del año pasado que las instalaciones de esa comunidad autónoma superarían en capacidad máxima a las industrias de Londres y Fráncfort, los dos polos más intensivos de la pujante industria del almacenamiento de información, si bien no tiene por qué alcanzar esa cota, porque la capacidad real se regula en función de la demanda de servicios en la nube. Desde AWS inciden en que la energía empleada en los últimos años es "100% renovable".
La energía que requieren estos megaedificios, tanto de electricidad como de agua, para refrigerar unos servidores que funcionan sin descanso, preocupan también al sector primario aragonés. "Estos centros de datos están viniendo con cierto oscurantismo, todavía no presentan claras las posiciones de las necesidades que tienen y lo que están haciendo", manifiesta José María Alcubierre, secretario general de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA). En una etapa en la que la Confederación Hidrográfica del Ebro se ha propuesto reducir las dotaciones de agua para Aragón, Cataluña y Bardenas, que se encontraba en 9.000 metros cúbicos, Alcubierre desvela que "vemos, por ejemplo, que el de Villanueva de Gállego ya está consumiendo agua [en una medida de] alrededor de los 5.000 metros cúbicos al día", cuando aún no están todos los centros de datos a pleno funcionamiento.
El secretario general de la UAGA lamenta que "estamos viendo que hay una alfombra roja, en Aragón principalmente, para esos centros de datos, pero no se da la información a los que en teoría podríamos ser afectados por esa instalación de centros y eso es lo que nos preocupa". AWS se compromete a "reponer más agua de la que consumimos a nivel mundial para 2030" y colaborar con proyectos hídricos con socios locales de la región.
Las organizaciones ecologistas Asociación Naturalista de Aragón, Amigas de la Tierra, Ecologistas en Acción, Tunubesecamirío, Ingeniería sin fronteras, Plataforma en Defensa de los Paisajes de Teruel, Red Aragonesa por el Agua Pública (RAPA) y SEO/Bird Life, entre otras, presentaban este miércoles numerosas alegaciones a la tramitación ambiental y al Plan de Interés General de Aragón, el territorio donde más están creciendo los centros de datos de hiperescala de toda España, y una de las de mayor crecimiento mundial. En el documento remitido a los medios de comunicación, destacaban que el impacto ambiental de estos centros va a tener una incidencia territorial "muy importante" y "negativa".
Nuestro país, de acuerdo con datos de Statista de 2024, se sitúa entre los diez países del continente con más centros de datos. Alemania es el país que encabeza esa lista (517), seguido de Reino Unido, mientras que España ya cuenta con 143 instalaciones de este tipo. Una de las que más ha dado que hablar es la que se va a empezar a construir a lo largo de 2025 en Talavera de la Reina, provincia de Toledo. Pertenece a Meta, que no ha respondido a las consultas de información de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.
[Este contenido procede de El Día Lee el original aquí]