Vivimos en un planeta cuyos límites sobrepasamos cada año. Esta situación nos fuerza a buscar nuevos modelos de desarrollo que nos permitan seguir viviendo de los recursos naturales. Y no, esto no es sólo una cuestión de ética individual o de amistad con el medioambiente, estamos hablando de que está en peligro la economía mundial.

En este nuevo marco surge la economía circular como nuevo modelo económico al que debemos sumarnos cuanto antes.

El informe “Towards the Circular Economy: Economic and business rationale for an accelerated transition”, desarrollado por la Ellen MacArthur Foundation  y McKinsey & Company recogen que el concepto de economía circular surge del estudio del comportamiento de sistemas no lineales (como los ecosistemas naturales). La principal aportación desde esta visión es que la eficiencia pasa por la optimización de los procesos más que de los elementos. Se trata por tanto de re-pensar nuestra forma de hacer las cosas (Cradle-to-Cradle).

Entre los principios fundamentales de la economía circular encontramos:

Reducción de residuos: o lo que es lo mismo llevar a cabo una buena gestión de los procesos productivos en los que se asegure una utilización eficiente de los recursos. Este principio afecta a todo tipo de industrias productivas pero es especialmente relevante para aquellas que tienen como base los recursos naturales: industrias maderas, energéticas o mineras, cuya actividad depende de materias primas que sólo son renovables a tiempo geológico y ese, nos queda un poco grande.

Diseño sistémico: identificar que unos procesos influyen a otros dentro del ciclo de producción y que en la visión integral del conjunto está el verdadero ahorro y la eficiencia del proceso. Entender cómo se imbrican distintos procesos dentro del ciclo de producción es fundamental cuando se pretenden implementar mejoras que lleven asociado un ahorro de costes y que, por tanto, consigan maximizar los beneficios.

La transformación de los modelos actuales hacia un modelo de economía circular pasa por:

Nuevos modelos de negocio: empresas que son capaces de transformar productos en servicios o generar sistemas de consumo colaborativo son algunos ejemplos

Identificar cascadas: implica considerar los procesos productivos de manera holística, siendo conscientes de que los residuos de un proceso pueden ser la materia prima del siguiente, de manera que se optimicen los materiales durante todo el proceso.

Colaboración entre distintas fases del proceso productivo y con otros sectores: la transición hacia modelos circulares implica, en la mayoría de los casos, generar procesos de comunicación eficientes a lo largo de toda la cadena de producción e incorporar innovación desde otros sectores especializados, por ejemplo en el análisis del ciclo de vida del producto o en diseños alternativos.

El cambio hacia este tipo de modelos puede no parecer a priori una tarea fácil, sin embargo desde la Comisión Europea se han adaptado los principios expuestos por la Ellen MacArthur Foundation para establecer un marco común que facilite esta transición.

El motor fundamental de la economía circular es, sin duda, el re-diseño de los productos y los procesos de manera que se asegure el uso eficiente de las materias primas y la energía. Para ello, la economía circular se sirve de otras disciplinas como la biomímesis o la ecología industrial, que no son más que formas de tratar de imitar los diseños de la naturaleza para dar solución a los problemas humanos o diseñar los procesos productivos de acuerdo con los condicionantes ecológicos, respectivamente.

En este sentido, la Restauración Ecológica es en sí una aproximación convergente con las descritas anteriormente y que suma en la transición hacia modelos de economía circular, ya que permite diseñar las actividades humanas alineándolas con las formas y las dinámicas de los ecosistemas, permitiendo que éstas aprovechen los recursos que poseen los entornos naturales a su favor y facilitando una integración más eficiente que genere un menor coste.

Además, la Restauración Ecológica ofrece la posibilidad de generar espacios verdaderamente sostenibles que requieren menor cantidad de inputs o que están asociados a costes de mantenimiento considerablemente más bajos, a la vez que permite la recuperación del capital natural que se ha perdido como consecuencia del impacto de las actividades humanas en el territorio, lo cual es especialmente interesante en el contexto de escasez del que hablábamos antes o ante la necesidad  por parte de las empresas de generar valores adicionales asociados a su actividad, como puede ser la conservación de la biodiversidad.

Creando Redes es una empresa con base en Madrid cuyos socios fundadores son expertos en Restauración de Ecosistemas. Su actividad principal se centra en implementar la Restauración Ecológica en las organizaciones a través de la consultoría y la formación. Creando Redes ya ha trabajado con empresas como Ferrovial, Lafarge, OHL, Azucarera o Pascual.

Además organizan el Foro Internacional de Restauración Ecológica Creando Redes, un punto de encuentro entre expertos en restauración ecológica y distintos agentes sociales que tiene el fin de generar conexiones estratégicas, facilitar el desarrollo de proyectos y la innovación abierta. La segunda edición de este foro tendrá lugar a finales de 2015.

Con este fin de fomentar la conexión entre agentes sociales implicados en el desarrollo de proyectos de restauración ecológica, acaban de lanzar recientemente un proyecto de crowdfunding a través de la plataforma Indiegogo. (https://www.indiegogo.com/projects/restauracion-ecologica-sin-fronteras)