Liubliana: así gestionan la basura en la capital europea que recicla el 98% de sus residuos
¿Se puede reciclar casi toda la basura que genera una capital europea? No solo es posible sino que ya es una realidad en Liubliana, la capital de Eslovenia, que cuenta con la planta de tratamiento de residuos más moderna del continente. El centro de tratamiento RCERO (por Cero Residuos) es el más moderno y uno de los más grandes de Europa. Gestiona la basura de Liubliana y decenas de otros municipios aledaños que suman una población de 700.000 personas.
“RCERO puede recibir más de 170.000 toneladas de basura al año. Gracias al empleo de una tecnología innovadora y moderna, solo un 2% ó 3% de esos desperdicios terminan en el vertedero”, explica Tamara Vidic Perko, directora de proyecto. En otras palabras, RCERO recicla el 97% ó 98% de la basura de más de un tercio de la población del pequeño país de dos millones de habitantes en material reciclado en bruto, como aluminio, compost para jardines o combustible. Estas cifras acercan a Liubliana al sueño de la economía circular, que se basa en la idea de convertir los residuos en nuevos recursos que pueden volver a utilizarse.
Este tipo de filosofía, que también anima a reducir el consumo y reutilizar los productos, es una necesidad apremiante para la humanidad, según explican en este centro. “Si la humanidad no cambia su modelo de producción y consumo, para 2050 necesitará casi tres planetas Tierra. Que no tenemos. Es hora para una revolución. Nuestro objetivo es la economía circular”. Este es uno de los lemas de RCERO, construida en 2015 con un 61 % de recursos de los Fondos de Cohesión de la Unión Europea (UE).
Gracias sobre todo a sus soluciones en el manejo de residuos, Liubliana recibió en 2016 el premio de la Capital Verde Europea que la Comisión Europea otorga a ciudades que pueden servir de inspiración y modelo por sus proyectos ambientales. La capital eslovena adoptó en 2014 un programa de “Cero Residuos” que, según Vidic Perko, significa “reducir la cantidad de desperdicios generados, reutilizar y reciclar la mayor proporción posible de basura”. En la coqueta capital eslovena, así como en casi todos los municipios del país, se pueden encontrar en cada esquina contenedores de seis distintos colores para separar residuos orgánicos, basura mixta, embalaje, papel, plástico y vidrio. “El embalaje, el vidrio, el papel y el plástico son llevados directamente a empresas de reciclaje. La basura residual mixta y los residuos orgánicos son transportados a RCERO”, explicó Vanja Fabjan, portavoz de prensa de la planta.
La basura mezclada se prepara para el reciclaje y los residuos orgánicos son convertidos en un compost de primera categoría, utilizada tanto en parques urbanos como en la agricultura. Todo está muy automatizado: el proceso se dirige desde un “centro de control” con 74 pantallas en las que se coordina la llegada y descarga de camiones, la temperatura en los reactores, la cantidad de basura que se mueve en las cintas transportadoras, la separación de diversos materiales y su triturado.
La planta, además, funciona con la propia energía que produce, recoge agua de lluvia en unos techos especiales para su funcionamiento y emplea filtros que eliminan cualquier olor en los alrededores y no contamina el aire ni las aguas circundantes. “RCERO se encuentra a algo más de un kilómetro del centro de Liubliana. Cuán limpios son sus alrededores lo prueba el hecho de que el primer barrio contiguo es uno de los más caros, Murgle, en el que viven los políticos más destacados del país”, insiste Vanja.
Para acercarse más a una “sociedad de cero residuos”, Liubliana presta especial atención a la educación y organiza visitas a RCERO para jóvenes, desde los más pequeños hasta universitarios, y además recibe a numerosos grupos extranjeros para compartir su experiencia. “Snaga”, la compañía que dirige RCERO, edita una revista con ideas sobre reciclaje y reutilización, tiene una tienda de alquiler y venta de objetos con una segunda vida en el centro de la capital y prepara otros programas similares.
La capital eslovena forma parte de la Red de Ciudades Circulares, una plataforma de la fundación Ellen MacArthur de intercambio de conocimientos para las metrópolis pioneras que están incorporando la economía circular a sus ideas de desarrollo urbano. Entre otros galardones, Liubliana ganó en otoño pasado en la categoría de Sostenibilidad en la primera edición del concurso Capital Europea de Turismo Inteligente de la UE, en la que compitieron 38 ciudades de 19 países. También en 2018 la planta RCERO logró uno de los premios “Shining Stars of Europe” otorgados por el Parlamento Europeo.