Los residuos del sector empresarial gallego requieren de una gestión modélica
En el marco del convenio de colaboración formalizado en su momento entre Sogama y la Confederación de Empresarios de Lugo (CEL) para llevar a cabo actividades formativas dirigidas a las compañías, cabría destacar la materializada el pasado 25 de junio en la propia sede de la Confederación y en la que los ponentes invitados, y que representaban a la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas (CMATI) y la firma Sogarisa, profundizaron, ante un nutrido auditorio, en la correcta gestión de los desechos generados en el sector empresarial.
EL REGISTRO DE RESIDUOS, CONDICIÓN BÁSICA PARA SU GESTIÓN
Así, Carlos Vila, Jefe Territorial de la CMATI en Lugo, explicó conceptos básicos como residuo, residuo industrial y subproducto, entendido éste como aquel que se vuelve a utilizar como materia prima sin necesidad de transformarlo, al tiempo que distinguió entre peligrosos y no peligrosos. Para ello hizo alusión a la lista europea de residuos y, más específicamente, a los códigos LER, un sistema de numeración con el que se identifican las características de los distintos materiales, así como el sector en el que se producen, distribuyéndose en 20 grupos.
También diferenció entre pequeños productores (los que generan menos de 10 toneladas de residuos peligrosos al año) y grandes productores (los que producen más de 10 toneladas), incidiendo en la necesidad de que el almacenamiento de los peligrosos tenga unas condiciones mínimas de seguridad e higiene. En este sentido, recalcó que deben estar a cubierto, ya que si se disponen al aire libre habría un riesgo añadido de contaminación de suelos, haciéndose necesario transportarlos en recipientes sólidos y etiquetarlos (identificar el código LER, titular de la empresa, datos de contacto, etc).
Clarificó que los no peligrosos deben estar en adecuadas condiciones de seguridad e higiene, aunque sin ser exhaustivas. Dentro de los productores de este tipo de desechos, diferenció dos categorías: los que generan menos de 1.000 toneladas, que no tienen obligación de inscribirse en el registro, y los que generan más de 1.000, que sí la tienen.
En todo caso, subrayó que ambos deben disponer de un justificante de entrega en el que deben recogerse unos datos mínimos. Advirtió que, de no haber registro, se podría entender como una eliminación incontrolada.
Para los dos casos rige un tiempo de almacenamiento: 6 meses para los peligrosos, 2 años para los no peligrosos cuando el destino final es la valorización, y 1 año cuando su destino pasa a ser el depósito en un vertedero.
Asimismo, se refirió al SIRGA (Sistema de Información de Residuos de Galicia), a disposición de los interesados en la página web de la Consellería de Medio Ambiente, como una herramienta útil con la que facilitar la búsqueda de gestores autorizados para las distintas tipologías de residuos. Lo que se intenta fomentar, en todo caso, es que éstos se reciclen o valoricen, y que la menor cantidad posible se elimine mediante vertedero, la opción menos deseable, ya que no aprovecha los recursos.
SOGARISA, A LA VANGUARDIA
Por su parte, Rafael Rodríguez, Gerente de Sogarisa, empresa creada hace 19 años y emplazada en el municipio coruñés de As Somozas, contando con la participación de la Xunta de Galicia en un 10 por ciento, explicó que ésta tiene autorización para gestionar la mayor parte de los residuos peligrosos, entendiendo como tales, no solo los productos, sino también los envases que los contienen. Pero la actividad de la compañía va más allá, especializándose incluso en la atención de emergencias de riesgo medioambiental.
La función del laboratorio con el que cuenta la firma es la de comprobar que el material a gestionar es el indicado por el cliente, decidiendo cuál va a ser la instalación de destino. En todo caso, precisó, la autorización de Sogarisa es para estabilizar el residuo y luego depositarlo.
Para ello cuentan con una planta Físico-Química, donde se inertizan los desechos, separando la parte sólida de la líquida y gestionando ambas por separado (sales ácidas, crómicos, nítricos, básicos y cianurados). Asimismo, disponen de una planta de Evapo-Oxidación, que trata los líquidos procedentes de la instalación anterior, posibilitando que el impacto sobre el medio ambiente sea cero.
Por su parte, la planta de Estabilización tiene por objeto solidificar, encapsular e inertizar, porque el residuo nunca llega totalmente seco.
Asimismo, explicó que tienen autorización para utilizar las cenizas volantes como materia prima, adquiriendo la condición de subproducto.
Ya en la nave de maduración se analiza el desecho estabilizado, teniendo dos funciones esenciales: dar tiempo a su cocción y disminuir la producción de lixiviados. Un plan de vigilancia medioambiental complementa todo el proceso.
La jornada estuvo presentada y moderada por el presidente de Sogama, Luis Lamas, y el Secretario General de la CEL, Jaime. L López.