Los residuos municipales producen más del 4% de las emisiones de gases efecto invernadero
La redacción de la nueva Ley de Residuos se encuentra ahora mismo en fase de elaboración del proyecto para su presentación en las Cortes Generales en las próximas semanas. Por tal motivo, la Alianza Residuo Cero (de la que forma parte Amigos de la Tierra) junto al Buró Europeo de Medioambiente y Zero Waste Europe, han realizado las jornadas ‘Reflexiones sobre la nueva Ley de Residuos en España. Una oportunidad única frente a la Emergencia Climática’. Su objetivo, en palabras de las organizaciones convocantes: “visibilizar la alarmante situación de la gestión de residuos en el Estado español y apuntar medidas que deben tomarse de manera contundente y urgente”.
La sesión ha girado en torno a los tratamientos finalistas de los residuos municipales (tratamientos de vertido e incineración) que son los que tienen un peor comportamiento ambiental, con fuerte impacto sobre los ecosistemas, la salud de las personas y la situación de emergencia climática. La gestión de esos residuos municipales es responsable del 4,6% de la emisión total de gases de efecto invernadero en el Estado español, y alcanzó en 2019 los casi 15 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente al año.
Tal y como se ha mostrado en la jornada de debate, la mayor parte de los residuos municipales se recogen mezclados y se tratan en las plantas de tratamiento mecánico-biológico, en donde se estabiliza de forma deficiente la materia orgánica, que en su mayor parte acaba en los vertederos. Tan solo se recupera el 3,5 % del total de los residuos generados y la mayor parte del reciclado proviene de las recogidas selectivas; es decir, lo que no es separado en los hogares tiene una alta probabilidad de acabar en un vertedero.
En enero de 2021 el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico publicó los datos oficiales de la gestión de los residuos municipales en 2018. Una publicación que, según las entidades organizadoras, debería haberse hecho en 2020. Esta es la información obtenida sobre los 22,26 millones de toneladas de residuos generadas:
- Se enviaron a vertedero el 53,4%, es decir, 3,5 millones de toneladas sin recibir ningún tratamiento previo, lo cual constituye una práctica ilegal (la Comisión Europea está tramitando una denuncia de oficio por incumplimiento de la Directiva 1999/31/CEE). Esta cifra contrasta con la media europea (situada en el 25%) y con las obligaciones a futuro, ya que en 2035 no podrá superar el 10%.
- Se recicló el 18%, en su mayor parte de residuos provenientes de las recogidas selectivas.
- Se estabilizó el 17% de la materia orgánica, que en su mayor parte acabó en los vertederos.
- Se incineró el 11,6% en las once incineradoras existentes y en decenas de fábricas de cemento.
- Tan solo se elaboraron 0,5 millones de toneladas de verdadero compost utilizable como fertilizante en la agricultura, un 2,3% del total, cuando la fracción orgánica es el componente principal (40%) de las basuras que generamos.
Es decir, que en el mejor de los casos se preparó para la reutilización y el reciclaje el 35% del total de residuos generados, muy lejos del 50% exigido para el 2020 por la Directiva Marco de los residuos. A la luz de estos datos, las organizaciones convocantes recordaron la necesidad de tomar medidas contundentes de manera inmediata. Ya en la primera sesión de las jornadas de debate, realizadas en noviembre de 2020, una veintena de ponentes destacaron la necesidad de tomar medidas, tales como: en primer lugar, la prevención de residuos, la reducción en cantidad y toxicidad de los productos de consumo, la implantación transversal de la reutilización para botellas de vidrio y plástico, textil y otros, la puesta en marcha de un Sistema de Depósito con cuotas para envases reutilizables, la recogida selectiva de la fracción orgánica de forma eficiente o el cese de la incineración.
Además, se hizo hincapié en la importancia de tener información y transparencia en todas las actividades involucradas así como en fomentar la participación ciudadana para una buena separación y gestión de los residuos. Además, se destacaron dos elementos, la concienciación ciudadana y el compromiso político.