Neveras Solidarias, puntos de encuentro para reciclar alimentos sin derrochar
Según un informe de la FAO, elaborado en 2014, todos los años se pierde o malgasta en el planeta un tercio de los alimentos producidos, lo cual quiere decir que, en puntos intermedios entre la plantación de semillas en los campos y la alimentación efectiva de los 7.000 millones de personas del planeta, se pierden o desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos cuyo valor supera 1 billón de dólares.
Estas cifras resultan insostenibles en un mundo donde, según la FAO, 870 millones de personas carecen de alimentos suficientes.
De hecho, según el estudio encargado por la FAO en el que se presentan estas cifras, bastaría con que dejara de perderse o desperdiciarse un cuarto de esta cantidad para poner fin al hambre mundial.
El responsable de “La Nevera Solidaria”, Alvaro Sáiz, habló para explicar cómo funciona esta idea innovadora y cuya organización forma parte de la “Asociación Humanitaria de Voluntarios de Galdácano GBGE”.
CUALQUIER PERSONA PUEDE APORTAR ALIMENTOS PARA QUIEN QUIERA ABRIR LA NEVERA
Álvaro Saiz explicó que “cualquier persona puede dejar alimentos en estas neveras que están situadas a pie de calle en ciudades como Galdácano o Vitoria, donde hemos realizado un convenio para que las personas que tienen condenas y deben realizar trabajos para la comunidad sean las que se dediquen a la limpieza de la nevera y supervisión de los alimentos”.
Además, hay instalada una nevera en Murcia y otra en Quero, un pueblo de Toledo. “La que mejores datos ofrece es la de Galdácano, que con frecuencia se llega a llenar con alimentos dos o tres veces al día y con un promedio de 200 o 300 kilos de comida mensuales”, señaló el representante de la GBGE.
“Pero tenemos -continuó Sáiz- peticiones de neveras solidarias en Madrid, otra en Toledo capital, Girona, Bilbao, Galicia, en las instalaciones de la Universidad del País Vasco (UPV) en Leioa y otra que también está en espera de instalarse en Galileo Galilei, colegio mayor que trabaja con la Universidad de Valencia”.
Para la adquisición de estas neveras la organización solidaria dispone de un apartado en su web donde aceptan las neveras provenientes de donaciones y para financiar sus actividades realiza actos paralelos como son mercados medievales o cenas solidarias, también cuenta con voluntarios colaboradores y personas socio-protectoras que son quienes aportan una cuota periódica para poder financiarse, “constituyendo así, los cimientos económicos de nuestros proyectos”, dijo Sáiz.
Cualquier persona puede dejar alimentos en estas neveras, pero los voluntarios de la organización siempre supervisan las condiciones de esos productos asegurándose que cumplen las normas higiénico sanitarias dictadas por Hazia, la consultoría en riesgos alimenticios que supervisa los procedimientos, como son el no dejar pescado crudo ni carne picada, “porque a pesar de tener congelador consideramos que el pescado crudo puede tener problemas, igual que la carne picada que tiene una mayor superficie en contacto con el aire”.
Tampoco se permite “dejar productos que ya estén consumidos en parte, como una pizza a la que le pueda faltar un trozo. Lo que exigimos es que los productos estén enteros y en estado de ser consumidos, no caducados”.
Las neveras tienen días mejores que otros y, mientras “hay días que se llenan, otros no, pero normalmente todos los días se dejan cosas en ellas y también depende de las circunstancias”, aseguró Sáiz.
Hay días especialmente prolíficos porque se ha celebrado una comida con numerosos comensales y “terminan siempre con abundante comida sobrante que van llevando poco a poco a la nevera”.
“También los restaurantes, sobre todo los fines de semana, llevan cosas a la nevera. Hay días que se llena la nevera tres veces y otros días que parece vacía, pero no los sabemos a ciencia cierta porque no tenemos cámaras para vigilarlo”, explicó Saiz.
Son los propios restaurantes o supermercados los que reclaman la atención de ‘Neveras Solidarias’ para que se hagan cargo de la comida sobrante “porque se dan cuenta que tiran muchos alimentos, no saben qué hacer con toda esa comida y nos llaman a nosotros para que se pueda poner a disposición de los vecinos”.
“Nosotros lo que queremos con la nevera solidaria es que cualquier persona coja lo que quiera, la finalidad de la nevera no es que su interior vaya dirigido a los necesitados. Por ejemplo, si una señorita rica se baja de un Rolls Royce para coger un helado y encuentra que en su interior hay uno lo puede coger porque de otra manera iría a la basura”, subrayó Álvaro Sáiz.
Según el portavoz de GBGE, “lo primero que pedimos es que no compren nada para meter en la nevera. La idea principal es luchar contra el despilfarro de alimentos porque hay alrededor de un 40 % de alimentos que termina en el cubo de la basura y con la mitad de eso se podría acabar con el hambre en el mundo. Es una manera de reciclar comida y ponerla a disposición de otro que quiera utilizarla”.
“También necesitamos que tras la nevera exista una asociación porque son ellas las que tienen un tráfico de gente voluntaria que se pueden dedicar a supervisarla con frecuencia”. Además, a disposición de las personas que hagan uso de la nevera se pone un número de teléfono para avisar en el caso de que esté sucia, que se esté descongelando, que algún recipiente se haya roto y ese tipo de cosas que pueden entorpecer la buena marcha del frigorífico y de los alimentos que contiene.
DISTRIBUCIÓN SOLIDARIA DE ALIMENTOS PARA LOS MÁS NECESITADOS, OTRO DE LOS OBJETIVOS
Pero, esta organización tiene un objetivo principal que es el de poner en marcha la distribución solidaria de alimentos a familias en situación de necesidad. A día de hoy, se explica en la página web de la ONG, en Galdácano “atendemos a más de 110 familias y un total de 350 personas , de las cuales aproximadamente el 40 % son menores de edad y cerca de 30 de esas niñas y niños no han llegado a cumplir un año”.
Por ello, “las asociaciones realizan un papel fundamental, ya que son éstas las que suelen tener un lugar donde acumular los alimentos donados y tener personas a su alrededor para distribuirla”.
Cuando se le preguntó a Álvaro Saiz si tienen algún referente internacional del que hayan adoptado esta idea responde que las neveras similares que pueda haber en países como Alemania están sujetas a leyes muy estrictas y no aceptan comida elaborada o sin etiquetar, al igual que los bancos de alimentos en España.
Nosotros “lo único que queremos es que todas aquellas personas que quieran dejar algún alimento que esté de más en su nevera pueda ofrecérselo a otra persona, siempre con nuestra supervisión”, subrayó Sáiz.
Y como ideólogo, Alvaro Saiz se remite al escritor e historiador inglés Tristam Stuart (1977, Londres, Reino Unido), cabecilla del movimiento mundial ‘freeganismo’ contra el despilfarro y autor del libro ‘Despilfarro: el escándalo global de la comida, que ha sido traducido a varios idiomas’.
De Stuart es la frase: ”Aún nos queda un largo camino, pero puedo decir con franqueza que la crisis nos ha hecho despertar ante la inmensidad de este problema”.
Stuart es uno de los pioneros en la batalla por recuperar los alimentos desechados por los supermercados y justifica la finalidad última del ‘freeganismo’ (que designa un estilo de vida anticonsumista, con estrategias alternativas para vivir, basadas en un mínimo de consumo de recursos, y un mejor aprovechamiento de los mismos): “El movimiento desaparecerá en el momento en que consiga su objetivo y no encontremos comida aprovechable en los cubos de la basura”, manifiesta Stuart.
EFEverde
“La Nevera Solidaria”