Nuevos datos relacionan las incineradoras de residuos con la contaminación tóxica en las áreas circundantes: España, Francia y Países Bajos

Una serie de nuevos estudios revelan niveles alarmantes de dioxinas, PFAS y metales pesados en los entornos que rodean a las incineradoras de residuos en España, Francia y los Países Bajos.
Los resultados, realizados por la fundación independiente ToxicoWatch con el apoyo de Zero Waste Europe, muestran que las áreas alrededor de las instalaciones de conversión de residuos en energía (WtE) están contaminadas, lo que plantea riesgos para la salud pública, los ecosistemas y la seguridad alimentaria.
Los estudios, realizados cerca de plantas de reciclaje de residuos en París, Harlingen y Zubieta, revelaron niveles generalizados y peligrosos de contaminación en el suelo, el agua, la vegetación e incluso en alimentos como los huevos de granja. Los niveles de dioxina en el musgo, el suelo y los huevos de gallinas de traspatio superaron los límites de la UE en los tres sitios, con serias preocupaciones en un sitio de muestra en el distrito parisino de Ivry-sur-Seine, un patio de recreo escolar. En Harlingen, se registraron concentraciones de PFAS en el agua 138 veces superiores al umbral legal holandés para el agua potable, mientras que en Zubieta, una muestra de huevos de traspatio de Hernani mostró los niveles de dioxina más altos encontrados por la Fundación ToxicoWatch en Europa en los últimos 13 años. También se detectaron metales pesados, como plomo, mercurio y arsénico, en zonas cercanas a viviendas, parques y escuelas.
Janek Vahk, director de Contaminación Cero en Zero Waste Europe, afirma:
Estos hallazgos constituyen un fallo sistémico de la supervisión ambiental. Las comunidades que viven cerca de incineradoras están expuestas a sustancias químicas tóxicas, en algunos casos a niveles muy superiores a los permitidos por la ley. Esto debería alertar de inmediato a toda la UE.
En Zubieta, en el País Vasco español, la situación es igual de grave. Un huevo de traspatio muestreado en Hernani contenía 38 pg EQT/g de grasa —más de 10 veces el límite legal de la UE—, lo que representa el nivel de dioxina más alto registrado por ToxicoWatch en Europa. Las muestras de musgo muestran concentraciones de dioxina hasta 300 veces superiores a los niveles de referencia medidos antes de que la incineradora entrara en funcionamiento en 2020. También se encontraron PFAS y metales pesados en el agua, el musgo y el suelo.
En París, muestras de suelo y musgo tomadas cerca de escuelas y espacios públicos en Ivry-sur-Seine mostraron niveles de dioxinas superiores a los umbrales de seguridad de la UE. Uno de estos lugares, el Jardin des Plantes —un parque del centro parisino situado a 2,5 km de la incineradora—, resultó estar contaminado. Esto se suma a la creciente evidencia de exposición en entornos urbanos, que afecta especialmente a poblaciones vulnerables como los niños. La agencia nacional de salud francesa ya ha confirmado que los huevos de gallinas de traspatio en la región están demasiado contaminados para su consumo debido a las dioxinas y las PFAS.
En Harlingen, Países Bajos, se encontraron niveles de PFAS en huevos comparables a los encontrados cerca de una importante planta de fluoroquímicos, a pesar de que no existía ninguna industria similar en las inmediaciones. Una muestra de agua registró concentraciones de PFAS 138 veces superiores al límite legal neerlandés, y los niveles de dioxinas en el suelo se han septuplicado desde 2013. Se detectaron metales pesados como mercurio y plomo en musgos en niveles que superan los umbrales asociados con riesgos significativos para la salud.
Abel Arkenbout , jefe de investigación de ToxicoWatch, afirma:
“Este es un caso clásico de acumulación de toxinas en el medio ambiente y en la cadena alimentaria”.
Zero Waste Europe insta a las instituciones de la UE y a los gobiernos nacionales a tomar medidas urgentes. Esto incluye la implementación de la monitorización obligatoria en tiempo real de las emisiones de COP en todas las instalaciones de valorización energética de residuos, en particular durante las operaciones no estandarizadas (OTNOC), que siguen estando poco reguladas y son con frecuencia la fuente de picos de emisiones. También debe realizarse una biomonitorización periódica en las zonas circundantes a las incineradoras, con especial atención a las zonas productoras de alimentos y a las poblaciones vulnerables. En términos más generales, los hallazgos refuerzan la necesidad de una transición rápida hacia alternativas sin quema y de cero residuos para proteger la salud pública y el medio ambiente.
“Estos resultados desmontan el mito de que la incineración de residuos es una solución limpia o segura”, añadió Vahk . “La era de la quema de residuos debe terminar”.