Plogging: correr sin mirar el crono, pendientes de la basura

Enrique Herrero, un profesor de Educación Física de Sevilla, lo practica y ya ha limpiado por playas por diversos puntos de España “Yo antes corría normal, mirando el cronómetro. Ahora, lo hago mirando la basura”. Enrique resume con esta frase la filosofía del plogging. Una modalidad deportiva, de origen sueco, que combina el ejercicio con el cuidado del medio ambiente. Este sevillano, profesor de Educación Física, lo practica desde hace siete años. “Cuando salía a correr me daba cuenta de la cantidad de residuos tirados en el suelo y un día decidí empezar a recogerlos”, cuenta.
De esta forma, dejó de marcarse los tiempos en segundos para hacerlo, según la cantidad de basura recogida. Y a su equipación deportiva: ropa, calzado y reproductor de música, añadió un elemento indispensable: bolsas de basura. “Primero, empecé por los caminos de mi pueblo, después la orilla del río, las carreteras cercanas y, de ahí, a la playas”, enumera. Junto a su pareja, que también lo practica, han limpiado ya en distintos puntos de España.
Enrique reconoce que es un ejercicio físico muy completo y que hay que tener técnica para evitar lesiones. “Andas o corres y, a la vez, tienes que agacharte haciendo sentadillas, por lo que trabajas cuádriceps, glúteos y abdominales. Es importante no hacerlo de cualquier forma para no hacernos daño”, advierte. De la misma forma, lo recomendable es hacer 10 kilómetros de recorrido como máximo, unas dos horas aproximadas. “Es un desgaste importante. No solo corres y te agachas, tienes que cargar también con la basura que vas recogiendo. Yo suelo utilizar las cuerdas y redes que me voy encontrando para arrastrar cosas”, nos explica.
En una jornada, puede llenar hasta diez bolsas, lo que equivale a unos diez kilos de basura. Estos días, lo vemos recorriendo las playas de Mazagón (Huelva). “De las peores que he visto en mi vida”, asegura. “Te encuentras de todo: latas, envases, plásticos, mascarillas”, se lamenta. Este profesor, comprometido con el medio ambiente, denuncia que la gente no es consciente del daño que hace cuando tira algo al suelo. “He visto una tortuga en la orilla de la playa con la boca llena de plástico, una serpiente dentro de una lata de refresco, una nutria con una bolsa enganchada en la pata”, relata.
Sabe que es un problema global, pero no está dispuesto a quedarse de brazos cruzados. Prefiere utilizarlos para seguir recogiendo lo que otros tiran. “Hago lo que puedo para cambiar eso”, señala. Y de paso, seguir disfrutando de su vocación que es también su pasión, la de hacer deporte. Así que, ya saben, si les gusta hacer ejercicio y cuidar de la naturaleza, no olviden este nombre: plogging.
[Esta noticia fue originalmente publicada en Nius Diario. Lee el original aquí]