Quito pone en marcha tres proyectos para el fomento del reciclaje
Desde esta semana hasta fin de año la ciudad de Quito implementará progresivamente tres programas, encabezados por el Municipio, que buscan facilitar la tarea de separar los residuos reutilizables. Todo con el objetivo de darle un giro a las cifras de la tortuosa relación que tiene Quito con la basura.
En la capital se recogen al día 2.000 toneladas de desperdicios y el 90% va a parar al vertedero. Recolectar cada tonelada cuesta cerca de 40 dólares y la ciudad acaba de invertir 2.800.000 dólares en la ampliación del vertedero, que solo durará un año y tres meses. La solución está en manos de la gente.
La semana pasada se trabajó en la socialización del proyecto Quito a Reciclar, en el que participarán 40 gestores de residuos, quienes hasta hace poco eran conocidos como minadores. Ellos visitaron las casas en la avenida Amazonas, para entregar volantes a los vecinos y explicarles el plan.
Con entusiasmo, les pidieron separar los materiales reciclables en casa y colocarlos en fundas, para que ellos las retiren en horarios y días acordados. Empezará en La Mariscal y se extenderá a La Granja, Altamira y Villa Flora.
Lucía Marcillo, analista a cargo del proyecto, indica que el programa busca crear una conciencia de reciclaje y evitar que los recicladores deban escarbar las fundas de basura con el riesgo de herirse o hallar algún contaminante.
El segundo proyecto arrancará a mediados de octubre. Juan Pablo Muñoz, subdirector de Operaciones de Emaseo, la empresa que se encarga de la recolección de los desechos sólidos de Quito, explica que se está trabajando en un programa para recolectar de manera adecuada ciertos residuos problemáticos, como pilas, lacas de pintura, fluorescentes, focos ahorradores…
Es un trabajo que se realiza en conjunto entre Emaseo, la Empresa Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos (Emgirs) y la Secretaría de Ambiente. La primera se encargará de la recolección y la segunda del acopio, tratamiento y disposición.
Cuando esos elementos se arrojan en la basura común se genera un problema para el ambiente. Muñoz explica que algunos de esos elementos tienen componentes tóxicos, como mercurio o cadmio, por lo que requieren una disposición especial. No deben ser enterrados ni incinerados, sino tratados de manera técnica.
El Municipio instalará 20 contenedores con receptáculos para cada residuo. Cada uno tiene capacidad para recolectar 5 m³ de material. Estos rotarán por Casas Somos, administraciones zonales, centros comerciales y sitios de afluencia en toda la ciudad.
Se va a realizar una campaña de socialización para que la gente conozca la dinámica. Muñoz explica que el programa está enfocado a los domicilios, no a los comercios, ya que la Ordenanza 332 obliga a los segundos a contratar gestores autorizados para tratar ese tipo de residuos.
Los proyectos son ambiciosos y van más allá del incentivo. Santiago Andrade, gerente de Operaciones de la Emgirs, indica que se está construyendo una Planta de Separación de Residuos Sólidos Urbanos que operará a finales de diciembre en la planta de La Forestal. Así, las 700 toneladas diarias que llegan a este lugar pasarán por una banda de separación y se clasificará cerca de un 9% de material reciclable.
Estos proyectos se suman a otras dinámicas que ya se manejan en Quito, como reciclaje a pie de vereda, que se realiza en 18 barrios y que recupera 20 toneladas mensuales de material . Y a los 350 puntos limpios, (tachos especiales para reciclar), que logran recolectar 180 toneladas al mes.
También se busca comprometer a los mercados con el ambiente. Cuatro de ellos firmaron un acuerdo para disminuir desperdicios. Entre los 54 mercados de Quito producen 80 toneladas al día. De las cuales, el 84% es aprovechable.