Reconversión sostenible de infraestructuras mineras: el primer invernadero subterráneo de España en Asturias

Una antigua bocamina del pozo Carrio, en Laviana, se ha transformado en un innovador espacio agrícola: el primer invernadero subterráneo de España. La iniciativa, impulsada por el Gobierno del Principado dentro del programa Agroalnext, apuesta por una agricultura del futuro que sea más sostenible, digitalizada y capaz de hacer frente a los efectos del cambio climático.
El proyecto, que se encuentra aún en fase piloto, está probando cultivos en condiciones extremas mediante técnicas de hidroponía, un método que prescinde del suelo y permite el desarrollo de las plantas en un entorno cerrado, sin luz solar, gracias a sistemas de iluminación LED.
Esta experiencia se está llevando a cabo en la galería La Raya, donde ya crecen diversas variedades como brotes para uso gastronómico, hierbas aromáticas, hojas verdes, hongos, guisantes, wasabi y salicornia, una planta halófita capaz de prosperar en ambientes hostiles. El objetivo es identificar qué especies son capaces de adaptarse a espacios subterráneos, con la vista puesta en un nuevo modelo de producción agroalimentaria eficiente y con bajo impacto ambiental.
El consejero de Ciencia, Industria y Empleo, Borja Sánchez, visitó este miércoles las instalaciones para conocer de primera mano los avances del proyecto, acompañado por representantes del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida), el alcalde de Laviana, responsables del Centro de Innovación Carrio y técnicos de las entidades implicadas.
El Serida lidera esta iniciativa, enmarcada en el polo de innovación de Carrio, con el apoyo de la empresa pública Hunosa, propietaria de las antiguas infraestructuras mineras, y la participación de Cantábrica Agricultura Urbana, una firma asturiana especializada en sistemas de cultivo vertical en interiores, capaces de reciclar agua y operar sin exposición solar.
Este ensayo forma parte de una estrategia más amplia que busca revalorizar las antiguas explotaciones mineras asturianas, reconvirtiéndolas en espacios para actividades emergentes como la agricultura avanzada, el almacenamiento digital o incluso la investigación de hábitats extraplanetarios. Con más de 5.000 kilómetros de galerías subterráneas en el Principado, las posibilidades de reutilización son amplias y variadas.
El consejero Sánchez destacó la importancia de este tipo de proyectos, que fusionan innovación, ciencia y desarrollo sostenible. Según sus palabras, «este invernadero bajo tierra representa una apuesta decidida por nuevas formas de producción adaptadas al futuro, ayudando a romper la estacionalidad de los cultivos y ofreciendo soluciones frente al cambio climático».
A nivel internacional, el uso de espacios subterráneos como minas o búnkeres para agricultura ya cuenta con ejemplos en países como Reino Unido, Finlandia o Italia. Sin embargo, es la primera vez que se implementa en España dentro de una antigua galería minera. Estas infraestructuras ofrecen ventajas como condiciones térmicas y de humedad constantes, menores necesidades energéticas y la posibilidad de mantener cultivos durante todo el año.
Los resultados de esta fase experimental servirán como base para futuras explotaciones en otros yacimientos subterráneos, con la ambición de crear invernaderos sostenibles, autosuficientes y capaces de aprovechar los recursos de las antiguas minas, como el agua acumulada o las conexiones energéticas existentes.
Esta experiencia pionera marca el inicio de una nueva etapa para las cuencas mineras asturianas, con la mirada puesta en el desarrollo tecnológico, la seguridad alimentaria y la reconversión verde del territorio.
[Este contenido procede de El debate Lee el original aquí]