Tres plantas de tratamiento de residuos acompañarán a la incineradora de Zubieta
Las dos naves de valorización energética tendrán capacidad para 100.000 toneladas por año.
No sólo de incineradora vivirá el futuro Complejo Medioambiental de Gipuzkoa. Junto a la infraestructura que más debate social ha generado coexistirán otras instalaciones -«dotadas de la tecnología más avanzada», según ha reiterado el diputado de Medio Ambiente y Obras Hidráulicas, José Ignacio Asensio- cuya misión será dar un tratamiento integral a los residuos generados en Gipuzkoa.
El esquema ya adelantado por la Diputación contempla que junto a la planta de valoración energética se construya una de tratamiento mecánico-biológico o TMB. Por esta nave pasarían los residuos para sufrir un último cribado antes de ser depositados en la incineradora. La tecnología de esta infraestructura permite extraer el gas y el líquido de la materia, reduciendo su volumen, y separar aquellos elementos que aún pueden ser reciclables y, sin embargo, están mezclados con la fracción resto o errefusa.
Los planos que maneja Gipuzkoako Hondakinen Kontsortzioa (GHK) ubican estas dos infraestructuras en la parcela zubietarra de Arzabaleta. El Ayuntamiento de Donostia aprobó recientemente con caracter inicial el Plan Especial para esta área, destinando a la zona de tratamiento de residuos 31.176 metros cuadrados, dejando 22.534 para la zona de circulación y ampliando a 269.622 metros cuadrados la zona de restauración paisajística.
El borrador del proyecto de la Diputación deja para la parcela del polígono Eskuzaitzeta otras instalaciones que vienen a completar «el tratamiento integral de residuos» dentro del territorio guipuzcoano. Una de ellas permitirá dar salida a la materia orgánica que hoy viaja en camiones a Funes. Se trata de la planta de biometanización. Su objetivo será transformar el bioresiduo recuperado en dos productos: por un lado, biogás -susceptible de aprovechamiento energético y económico- y por otro lado el digesto, materia prima para la fabricación de abono.
La Diputación justifica la necesidad de esta infraestructura porque la planta de compostaje de Epele -en el barrio Angiozar de Bergara- va a recibir algo menos de un tercio del bio-residuo total que se genera en Gipuzkoa. Además, no está claro qué cantidad de compost va a poder ser comercializado, por lo que solo se enviará a esta instalación de próxima inauguración la cantidad de orgánico susceptible de convertirse en compost vendido.
Por último, en los planes forales también se incluye una planta de maduración de escorias. Tratará los desechos procedentes de la incineradora. La fracción con granulometría inferior a 40 milímetros se distribuirá en la nave de maduración, para ser trasladadas posteriormente a la zona de almacenamiento, a la espera de su reutilización, fundamentalmente en trabajos de asfaltado.