Un informe analiza el impacto del estado de alarma por la pandemia en el sector del reciclaje textil
El estado de alarma generado por el coronavirus ha llevado al sector del reciclaje de ropa a “una gravedad hasta el momento desconocida” y amenaza con desatar una “tormenta perfecta” desde el punto de vista ecológico además del económico, según el último informe publicado por la Asociación Ibérica de Reciclaje Textil (ASIRTEX).
Este documento de urgencia, titulado Impacto de COVID-19 en el reciclaje textil del hogar indica que el tejido productivo de las pequeñas y medianas empresas que se ocupan de esta materia carece de capacidad financiera para “hacer frente a un problema que comienza a tener visos de ser de carácter estructural”. Según los datos disponibles, a día de hoy sólo se recoge de manera diferenciada el 10% del textil usado en los hogares españoles, aunque el Gobierno espera a llegar al 40% en 2030.
Las limitaciones impuestas tras la expansión de la COVID 19 “obligará a muchos gestores a finalizar su actividad” a lo que habrá que sumar el cierre de mercados internacionales y la incapacidad de los fabricantes para aplicar nuevas estrategias de ecodiseño y reciclaje en este contexto. “Si además continúa la estrategia de moda rápida, el incremento de textil usado a vertederos tendrá un carácter exponencial”, augura ASIRTEX, de más del 20% durante los dos próximos años.
El estudio también señala que el estado de alarma ha generado ya un sensible aumento de residuos de este tipo, pues abril y mayo (junto con octubre y noviembre) son los meses del año en los que habitualmente “los españoles realizan un cambio de armario”. Este hecho, sumado a la reclusión forzosa en casa, está generando un incremento de residuos textiles que según diversos gestores estará “próximo al 10 % sobre años anteriores”, a lo que hay que añadir el crecimiento también del volumen de ropa depositada en la fracción resto por temor a que pudiera estar infectada por coronavirus.
La crisis ha afectado “tanto a los gestores privados como a los de empresas sociales” aunque estas últimas, según recuerda el informe, cuentan con mejores condiciones como subvenciones en infraestructuras o reducción de cargas sociales por trabajador. Uno de los puntos clave del estudio es la situación del mercado internacional, adonde va a parar más del 60% de la ropa usada, mientras que entre el 3 y el 5% acaba en tiendas de segunda mano y el resto se destina a aprovechamiento de materiales, valorización energética o vertedero.
España fue entre 2008 y 2017 el país de la UE con mayor tasa de crecimiento en la exportación de ropa usada (hasta un 559 % en este período) y sólo en 2018 colocó casi 60 millones de kilos en los mercados internacionales, una cantidad que, en 2019, aumentó hasta superar los 68 millones. Los principales países receptores fueron, por este orden, Emiratos Árabes, Pakistán, Ghana, Togo e India, cuyo previsible deterioro económico es apuntado también en el estudio.
La crisis económica generada por la alerta sanitaria afectará de manera muy dura a la actividad exportadora española, ya que las previsiones del Fondo Monetario internacional prevén una caída del Producto Interior Bruto mundial de entre el 3 y el 4%. Según el informe, ello derivará en “una recesión superior a la crisis económica en la Gran Depresión” desatada por la crisis financiera de 1929.
Para mitigar la recesión en el sector, ASIRTEX propone una serie de medidas urgentes que incluyen la revisión de contratos públicos con corporaciones locales, con cancelación del pago por contenedor instalado. También pide apoyo a la inversión tecnológica para clasificación del textil, así como para reestructurar el proceso productivo orientado al ecodiseño y ayudas a la internacionalización de empresas de reciclaje “como hacen otros estados de la Unión Europea”. El texto recuerda que tanto la ropa como el calzado se consideran residuos del hogar por la Ley 22/2011 de Residuos y Suelos Contaminados, pero el coste del servicio de su recogida no es asumido por las administraciones públicas españolas, a excepción de en el País Vasco.