Uruguay. La Ley Nacional de Residuos como cambio cultural
El pasado 13 de mayo el Mvotma (Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente de Uruguay) daba inicio a la “estrategia nacional y municipal para la gestión de residuos”, un paso en el camino hacia una posterior Ley Nacional de Residuos. La estrategia sitúa a Uruguay en línea con países vecinos como Chile, nación que como sabemos presentaba este año su nueva Ley de Reciclaje y Responsabilidad Extendida del Productor.
Leonardo Herou, director General de Gestión Ambiental de la Intendencia de Canelones, señaló durante la presentación del nuevo plan que Uruguay “tiene el desafío de avanzar en la separación y el reciclaje de residuos, teniendo en cuenta particularmente la participación pública en estos procesos. Tenemos que avanzar en un cambio cultural que nos permita que los ciudadanos se sumen adecuadamente”. De su intervención se desprenden dos de los conceptos clave del proceso para el gobierno uruguayo: la necesidad de una estrategia que congenie al sector público con el privado y la necesidad de transmitirlo a la cultura nacional.
El fortalecimiento de sinergias entre el sector público y el privado, en especial durante los procesos de redacción de los planes públicos de gestión de residuos, no es un concepto nuevo. Ejemplo de ello son los proyectos de Navarra y de Valencia y su condición de 'highlight' siempre presente en los congresos del sector. Obviamente, el caso uruguayo es diferente al de las mencionadas regiones españolas. Si bien el volumen de residuos no es de otra envergadura (estamos hablando de un país de 3,5 millones de habitantes), el “cambio cultural” necesario sí lo es, como también lo son decisiones por parte de los impulsores de los diferentes proyectos.
Hablar de reciclaje en Uruguay y en Sudamérica conlleva hablar de recicladores. Un término que, aunque en España suele cobrar un significado más abstracto, la Real Academia Española contempla como “persona encargada de recoger la basura depositada delante de las viviendas para clasificarla y revender lo aprovechable”. El imaginario que reproduce el vocablo es muy diferente de aquél que reproduce la expresión gestores de residuos. Se trata de un pequeño click cultural que comunica la existencia de el largo proceso de evolución de todos y cada uno de los actores del sector.
LOS PRIMEROS PASOS DE LA ESTRATEGIA URUGUAYA
Otra de las intervenciones durante la presentación de la estrategia nacional de residuos nos acerca a la situación del sector en el país. El Director Nacional de Medio Ambiente, Alejandro Nario, destacaba que los miembros del gobierno “buscamos darle instrumentos a las intendencias para que no suceda lo que pasa hoy: que la basura se tira en cualquier lado y de cualquier manera”. El inicio de esta estrategia coincide también con los primeros pasos para la constitución de un sector de la gestión de residuos en Uruguay.
Para lograrlo, los primeros pasos que ha tomado el gobierno uruguayo han sido la monitorización de la situación nacional del sector a fin de establecer objetivos concretos, el diseño de campañas de concienciación ambiental entre la población y la regulación de los diferentes elementos de la cadena del reciclaje. Tres piezas clave en las que propuestas como el Paquete de la Comisión Europea para la Economía Circular también inciden.
La asociación civil Cempre (Compromiso Empresarial para el Reciclaje) anunciaba en julio la constitución de ese observatorio de residuos en el país uruguayo. Su director Federico Baráibar declaraba durante la presentación de la propuesta: “en Uruguay no existe información disponible sobre los niveles de reciclaje”. Luego el análisis de la asociación puso la primera piedra para la estrategia nacional, los porcentajes de reciclaje: un 26% de reciclaje del PET, un 35% del papel y cartón, 66% del acero, y un 31% del vidrio a partir de la información que aportaron las empresas del sector.
El punto de partida se muestra especialmente complicado tras una lectura de las últimas noticias sobre gestión de residuos urbanos en Montevideo: “los atrasos de entre dos y tres días en la recolección continuarán al menos hasta principios de 2017”. La Intendencia de la capital uruguaya resumía la situación en la falta de recursos para hacerse con una flota suficiente con la que gestionar el creciente volumen de residuos.
Sin embargo sí hay razones para una visión optimista, o al menos no tan pesimista. Durante la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, la ONG Repapel, aprovechó para insistir sobre la importancia del reciclaje, y “para dar a conocer el trabajo que hacemos todos los días en 50 escuelas desde hace 14 años” como declaraba Lucía Beloqui, encargada de Alianzas Estratégicas de la organización. La segunda del conjunto de medidas, aquellas orientadas a la concienciación y a la sensibilización ambiental, no parten de 0. Se trata de un camino transitado desde hace años por organizaciones como la mencionada Repapel o Uruguay Recicla. Además, desde la experiencia europea, sabemos que es más fácil lograr el 30% partiendo de 26%, que un 1% a partir de 70%.
Con respecto a las primeras propuestas de legislación en gestión de residuos, Montevideo se manifestaba en septiembre acerca de la capacitación de 40 recicladores que realizaron la formalización como empresas para “realizar el transporte de residuos mediante vehículos autorizados”. Ésta sigue la línea de otras propuestas sudamericanas como la Red Latinoamericana de Recicladores (Red LACRE), proyecto conjunto de la Iniciativa Regional por el Reciclaje Inclusivo (IRR) y de la Fundación Chile Sustentable. Uruguay se ve ante la necesidad de activar una red de actores, red que constituye el sector de la gestión de los residuos de un país, pero también ante la necesidad generar un cambio cultural para sostener esta red.