Aprovechamiento de compost de residuos de jardinería para la protección de los cultivos frente a patógenos
Investigadores de la Universidad de Salamanca aprovechan el compost producido por residuos de jardinería para combatir hongos patógenos en plantas de interés agrícola, como patatas o tomates. Aunque ya han comprobado que utilizar este compost sirve para combatir varias enfermedades vegetales, quieren averiguar qué microorganismos o componentes son los responsables de esta protección, ya que podrían tener un interés comercial.
Para realizar estas investigaciones, el equipo de Remedios Morales, profesora de la Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales, colabora con la empresa Viveros El Arca, que cuenta con una planta de compostaje. En anteriores proyectos, ya han estudiado los beneficios del compost, formado por residuos habituales de jardín como césped, hojas y podas, tanto para cultivos hortícolas como ornamentales. Ahora el objetivo es dar un paso más allá y comprobar los beneficios de este compostaje en cuanto a la protección de las plantas sin recurrir a otros productos fitosanitarios.
Tras mezclar el compost con agua, los científicos obtienen extractos y están analizando “el efecto supresor sobre patógenos vegetales que pueden tener”, señala la investigadora. En concreto, los microorganismos que se encuentran en estos extractos generan sustancias antibióticas que combaten los hongos Fusarium oxysporum, Phytophthora y Rhizoctonia solani, según los experimentos que llevan a cabo en su laboratorio.
“Inoculamos los tres patógenos a patatas y tomates y a algunos de ellos les aplicamos los extractos del compost y vermicompost de residuos de jardinería y observamos las diferencias”, señala Remedios Morales. Los resultados indican que los extractos evitan la acción de los patógenos y este avance es de gran interés, puesto que Rhizoctonia solani supone una amenaza para los agricultores de Castilla y León tanto en cultivos como las patatas o la remolacha.
Sin embargo, los científicos no se conforman con este resultado: quieren saber con mayor exactitud qué componentes resultan beneficiosos. Por eso, cuentan con la colaboración de Martha Trujillo, profesora del Departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca, que aísla microorganismos del compost y vermicompost. En concreto, esta investigadora especialista en un grupo de bacterias denominadas actinomicetos y precisamente algunas de ellas parecen ser las responsables del efecto que consiguen los extractos de compost.
“Hemos comprobado que entre los microorganismos hay una gran cantidad de actinomicetos pero todavía están sin caracterizar”, señala Remedios Morales. Por eso, el objetivo es “determinar alguna especie interesante que se pueda multiplicar”. Otra vía es analizar si en los extractos ha quedado algún compuesto generado por estos microorganismos que sea el verdadero responsable del efecto aunque la bacteria que lo ha producido ya no esté presente.
Identificar los componentes clave que protegen a las plantas de los hongos patógenos abriría la puerta a su comercialización. “Este tipo de productos cada vez son más interesantes en agronomía, ya que el uso de fitosanitarios está muy limitado”, explica la experta. En estas investigaciones colabora también el Centro Regional de Diagnóstico de Aldearrubia, laboratorio de referencia en sanidad vegetal.
Por otra parte, los investigadores también están comprobando que los extractos del compost de jardines contienen hormonas vegetales como las auxinas, que estimulan el crecimiento. De esta manera, gracias al mismo proceso, no sólo se estaría protegiendo a los cultivos, sino que se estimularía su crecimiento, según están comprobando con otro grupo de plantas a las que no se les inoculan los patógenos, pero sí se les administran los extractos del compost.
Humberto Acevedo (cc)