Las estimaciones apuntan a que en septiembre empezarán las obras, moviendo tierra en los terrenos al lado de la actual planta de compostaje. La inversión necesaria asciende a casi 30 millones de euros, que servirán para generar medio millar de empleos directos e indirectos.

La actual infraestructura para residuos sólidos urbanos (RSU) y envases que hay en la pedanía, en marcha desde el año 1994, cerrará sus puertas como tal con la nueva construcción y se convertirá en un centro de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i).

El delegado de la empresa concesionaria en Murcia, Antonio Igualada, señalaba que la región publicó el sábado el proyecto en el Boletín Oficial de la Región de Murcia (BORM) y comience un turno de alegaciones, que durará un mes.

Las instalaciones del centro de tratamiento, que se extienden por una superficie total de 120 hectáreas junto a la autovía del Noroeste, acoge las basuras de todo el municipio de Murcia y de otros cercanos como Alcantarilla, Mula y Santomera, así como el rechazo de material que no se puede reciclar de la planta de Ulea y que va directamente al vertedero.

Allí se reciben cada día unas 500 toneladas de basura orgánica, entre 20 y 25 de envases y 25 de lodos, más unas 400 de rechazo. El cartón y papel, así como el vidrio van directamente a empresas recicladoras. Para tratar todos los residuos que descargan los camiones en Cañada Hermosa la planta casi no descansa; para ello, se trabaja en tres turnos unas 20 horas diarias para el tratamiento de RSU y de compostaje y en dos turnos durante 12 horas para el de envases.

Asimismo, se cuenta con una planta de biogás, combustible que se obtiene a través del gas metano que emana del vertedero y que permite obtener energía eléctrica suficiente para abastecer 77.000 farolas. Con la ampliación prevista el biogás generado hará posible la obtención de electricidad como para encender 100.000 y autoabastecer a la planta de la energía precisa para garantizar su funcionamiento.

La planta de compostaje fue inaugurada en noviembre de 2003 y trata 60.000 toneladas de lodos al año y unas 80.000 toneladas de materia orgánica. En las instalaciones se lleva a cabo una descomposición rápida de estos residuos: el proceso dura tres semanas aproximadamente cuando en condiciones normales puede tardar tres meses y el resultado que se obtiene es la energía eléctrica y abono que se vende a industrias.

En el centro de tratamiento de residuos se realiza un detallado proceso de selección de materiales para su separación por lo que el reciclaje es fundamental. Esta es una de las razones por las que se utiliza el complejo como aula medioambiental para recibir y sensibilizar escolares.