Canarias: Preparan un Plan de Residuos que disminuya la tasa de rechazo en Gran Canaria
El Plan Director de Residuos de Gran Canaria busca acabar con el 48,50% de rechazos que aún arroja el tratamiento de los residuos para su reciclaje y reutilización en la isla, según los datos registrados en los dos ecoparques, el de Juan Grande y el de Salto del Negro, en el último año realmente computable, el 2019. Las cifras de 2020 no se consideran representativas en cuanto a generación y recuperación de residuos por la evidente merma que produjo la pandemia en la actividad económica. En aquel 2019 Gran Canaria logró reciclar 179.892 toneladas, un 35,95 % del volumen de residuos municipales generados, pero la UE exige más. No en vano, fijó el reto del 50% para 2025 y el Cabildo ya da por hecho que no logrará cumplirlo.
A este porcentaje de rechazos habría que sumar otro 15,55% de mermas en el proceso, por lo que, al final, entre una cosa y la otra, un 63% de los residuos que se gestionan en las distintas plantas de los dos ecoparques insulares no está siendo reciclado o reutilizado. En todo caso, al menos los residuos que se pierden por esas mermas en el proceso no acaban en el vaso de vertido. Los rechazos, sí. Y de esos rechazos, según apunta el plan director en una de sus conclusiones, la gran mayoría procede de restos de materia orgánica separada de los contenedores de materia gris que han sido reconvertidos en un compost bioestabilizado y que, sin embargo, por un recrudecimiento de la normativa europea, ahora mismo apenas puede reutilizarse.
Por ejemplo, en 2019 hubo que tirar a los vasos de vertido 280.322 toneladas procedentes de la planta de tratamiento mecánico-biológico, que es la que trata la materia orgánica que se separa de los residuos arrojados por los ciudadanos en el contenedor gris y la que genera ese compost. Hasta hace poco este producto podía ser reutilizado en la agricultura, pero ya no. La UE solo permite ese uso para aquel que se ha obtenido de la materia orgánica selectiva, es decir, de la obtenida del llamado quinto contenedor, aquella que no se ha mezclado previamente con otro tipo de residuos.
De ahí que uno de los objetivos que se traza el Cabildo en este plan director, que fue aprobado inicialmente en el último Consejo de Gobierno insular, pasa por la implantación obligatoria en toda la isla de la recogida selectiva de materia orgánica, solo contemplada ahora en proyectos piloto que están en marcha en los municipios del sureste (Ingenio, Agüimes y Santa Lucía de Tirajana), y en Valsequillo. En todo caso, este programa de actuaciones aún no está en vigor. Todavía le queda por delante una larga travesía administrativa, que incluye la consulta a otras administraciones y periodos de información pública al ciudadano.
Con todo, no son solo rechazos lo que se arroja al vaso de vertido. Por ejemplo, atendiendo a los datos que figuran en este documento, en los dos ecoparques de la isla, el Norte y el Sur, durante 2019 acabaron en el vertedero 407.878 toneladas. En este cómputo están los rechazos, pero también residuos directamente no reciclables que van directos al vaso de vertido.
Y del análisis de los rechazos que se producen en otra planta, en la de clasificación, los datos prueban que hay algo más del 20% de material plástico que el ciudadano arroja al contenedor gris y que ya no se puede recuperar (fundamentalmente material film de embalaje), y algo más del 10% de papel y cartón, sobre todo papel impreso. Otro 24% es material textil y un 16% celulosas.
[Esta noticia fue publicada originalmente en Canarias7. Lee el original aquí]