China es quizás de los países más afectados por la contaminación del aire. Pese a sus varios intentos para frenar la contaminación, la lucha sigue. En Beijing incluso hubo una campaña en la que se proyectaba el amanecer en pantallas gigantes porque la polución es tanta que es imposible verlo a través del smog que cubre la ciudad.

Esta vez, el gobierno chino ha hecho un esfuerzo por detener la contaminación a través de un recurso sencillo: la bicicleta. Entre 1995 y 2005 el uso de la bicicleta en ese país cayó en un 35% mientras que la cantidad de autos privados se duplicó. Pero estos son buenos tiempos para el cambio gracias a su programa de bicicletas compartidas.

Ya que muy poca gente tiene bicicletas porque la gente tiene poder adquisitivo suficiente para hacerse de un automóvil, las bicicletas compartidas están de vuelta en China. El país más poblado merece soluciones del tamaño de sus problemas, imagina lo grande que es este programa que, de las 30 ciudades en el mundo con más de 5.000 bicicletas compartidas, 24 están en China.

Tan sólo 8 ciudades chinas tienen más bicicletas compartidas que todo Estados Unidos. Francia es el segundo lugar mundial con 45.000 bicicletas en sus programas, Estados Unidos es el cuarto con 20.000, me atrevería a decir que China tiene más bicicletas compartidas que todos los países con este tipo de programas juntos.

Con este programa China busca dar un pequeño paso hacia la reducción de las emisiones de dióxido de carbono además de moderar el tráfico en sus ya saturadas ciudades. Otras medidas deben acompañar estas acciones como controlar la manera en la que consumen carbón, por lo pronto, sus ciudadanos pueden poner su granito de arena para tener una mejor calidad en el aire.